-Hola - dijo ___ abriendo la puerta de su casa - ¿Qué te trae por aquí? Es sábado, pensé que nos veríamos mañana para ir al cine - me sonrió.
Su sonrisa era demasiado linda, realmente me hacía sentir culpable. Una sonrisa triste apareció en mis labios.
-¿Está todo bien? - dijo preocupada mientras trataba de acercarse a mí.
No pude responder, sentía que tenia un nudo en la garganta que no me dejaba hablar.
-¿Cinco? - dijo aún esperando una respuesta.
Me acerqué a ella para abrazarla y ella correspondió al abrazo. Cada vez me sentía más culpable, ella no merecía esto.
-L-lo siento - dije mientras mojaba su hombro con mis lágrimas.
-¿Por qu...? - no pudo terminar, ya que debió sentir el pinchazo.
Le había inyectado un tranquilizante, ya que ella no iría a mi casa por su propia voluntad.
-L-lo siento... lo siento muchísimo... - dije mientras sujetaba su cuerpo inconsciente que caía lentamente sobre mi pecho. Miles de lágrimas caían por mis ojos incontrolablemente.
No merecía eso, ella siempre me ayudó y me apoyó en todo... Y yo se lo estaba agradeciendo sacrificándola por mi familia.
Mi familia nunca me apoyó con mis transformaciones, ni siquiera me ayudaban a controlarme cuando estaba hambriento, y desde que la conocí, ___ siempre hizo lo que mis hermanos no.
La culpa me consumía, y más al ver a la chica inconsciente en mis brazos, mientras yo la cargaba para llegar al lugar de donde probablemente no saldría viva.
Llegué a mi casa, y como no, ahí estaba mi padre, esperando emocionado.
-Al laboratorio - dijo al ver a ___ en mis brazos.
Llevé a ___ al laboratorio mientras mi padre iba sonriente, algo que nunca había visto en él.
-Tráela - dijo acercándose a ___ para cargarla.
-¡No! Ella no es un juguete que puedas manipular - dije alejándome con la chica en mis brazos.
-Vamos Número Cinco... o es que quieres que tus hermanos...
Mi labio temblaba gracias a la impotencia que la situación me causaba. Finalmente, mi padre cargó a ___ y la sentó en una gran silla de metal para ponerle cadenas en sus muñecas y tobillos.
De repente, Pogo entró a la habitación y empezó a colocar cables en la cabeza de ___.
-Hey hey hey, ¿¡Qué mierda le haces!? - dije intentando acercarme a él, pero Reginald me lo impidió.
-Pogo y yo iremos a por el material necesario, no se te ocurra desatarla y si se mueve, no dudes en tocar este botón - dijo dándome un mando donde había un botón rojo.
Iba a quejarme, pero volvió a interrumpirme.
-Si no lo haces ya conoces las consecuencias.
Solo bajé mi mirada mientras Pogo y papá salían de allí.
Narra-___
Abrí los ojos lentamente, no sabía dónde estaba, ni siquiera sabía cómo había llegado allí. Intenté levantarme de la silla en la que estaba sentada, pero sorprendentemente, estaba atada y no podía moverme.
-¿Cinco? - pregunté al ver a alguien saliendo de una oscura sombra.
Este solo me miró serio, parecía algo preocupado, pero al parecer, estaba intentando disimularlo.
-¿Q-qué hago aquí? ¿Qué está pasando? - dije mirándolo, pero él no me respondió, solo me miró serio.
Intenté soltarme, pero Cinco habló.
-Para, no me hagas hacerlo, solo necesito que estés quieta - dijo mientras sujetaba con fuerza un mando.
La puerta se abrió de golpe, dejando ver a un hombre mayor y un chimpancé.
-Buenos días señorita Bonnet - dijo el hombre.
Yo lo miré asustada y luego miré a Cinco.
-¡Cinco! ¿Qué está sucediendo? - dije con mis ojos llenos de lágrimas.
Él solo frunció el ceño con tristeza y luego se alejó y quedó pegado a la pared.
-Señorita Bonnet, soy Reginald Hargreeves, padre de Cinco - lo ignoré, y simplemente seguí intentando soltarme.
Pero fue inútil, Reginald agarró el mando y presionó el gran botón. Sentí como una carga eléctrica chocaba en mi cabeza, haciéndome estremecer.
Miré a Cinco quien me miraba triste.
Un segundo calambre recorrió mi cabeza de nuevo, está vez más fuerte, pude sentirlo por todo el cuerpo, y no pude evitar soltar un gran grito.
-Si vuelves a moverte, volveré a pulsar el botón - dijo devolviéndole el mando a Cinco. - Ahora podemos comenzar.
Dicho esto, el mono se acercó al hombre y le dio una jeringuilla.
El hombre fue acercándose lentamente a mí mientras preparaba la jeringuilla.
-No se acerque, no se le ocurra tocarme con eso - lloraba desconsoladamente mientras intentaba escapar de allí.
Pero era inútil, las cadenas eran de hierro, era imposible soltarme. El hombre solo seguía acercándose a mí, mientras yo empezaba a temblar gracias al miedo.
Sin duda, tenía claro que ese era mi fin.
Y que nunca debí confiar en Cinco...
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Me pidieron otro capítulo, y como ya lo tenía escrito, decidí publicarlo :)Gracias por leer✨💙
~Oih~
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Corazón sin latidos {Cinco y tú}
FanfictionUna historia donde Toronto no es una simple ciudad de Canadá. Es una ciudad triste, oscura y sin vida. Y por desgracia, ___ debe mudarse a ella. Lo que ella menos esperaba, sería que tuviese que vivir en la vieja y tétrica casa de sus antepasados, u...