♧Capítulo 15♧

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-Hola - dijo ___ abriendo la puerta de su casa - ¿Qué te trae por aquí? Es sábado, pensé que nos veríamos mañana para ir al cine - me sonrió.

Su sonrisa era demasiado linda, realmente me hacía sentir culpable. Una sonrisa triste apareció en mis labios.

-¿Está todo bien? - dijo preocupada mientras trataba de acercarse a mí.

No pude responder, sentía que tenia un nudo en la garganta que no me dejaba hablar.

-¿Cinco? - dijo aún esperando una respuesta.

Me acerqué a ella para abrazarla y ella correspondió al abrazo. Cada vez me sentía más culpable, ella no merecía esto.

-L-lo siento - dije mientras mojaba su hombro con mis lágrimas.

-¿Por qu...? - no pudo terminar, ya que debió sentir el pinchazo.

Le había inyectado un tranquilizante, ya que ella no iría a mi casa por su propia voluntad.

-L-lo siento... lo siento muchísimo... - dije mientras sujetaba su cuerpo inconsciente que caía lentamente sobre mi pecho. Miles de lágrimas caían por mis ojos incontrolablemente.

No merecía eso, ella siempre me ayudó y me apoyó en todo... Y yo se lo estaba agradeciendo sacrificándola por mi familia.

Mi familia nunca me apoyó con mis transformaciones, ni siquiera me ayudaban a controlarme cuando estaba hambriento, y desde que la conocí, ___ siempre hizo lo que mis hermanos no.

La culpa me consumía, y más al ver a la chica inconsciente en mis brazos, mientras yo la cargaba para llegar al lugar de donde probablemente no saldría viva.

Llegué a mi casa, y como no, ahí estaba mi padre, esperando emocionado.

-Al laboratorio - dijo al ver a ___ en mis brazos.

Llevé a ___ al laboratorio mientras mi padre iba sonriente, algo que nunca había visto en él.

-Tráela - dijo acercándose a ___ para cargarla.

-¡No! Ella no es un juguete que puedas manipular - dije alejándome con la chica en mis brazos.

-Vamos Número Cinco... o es que quieres que tus hermanos...

Mi labio temblaba gracias a la impotencia que la situación me causaba. Finalmente, mi padre cargó a ___ y la sentó en una gran silla de metal para ponerle cadenas en sus muñecas y tobillos.

De repente, Pogo entró a la habitación y empezó a colocar cables en la cabeza de ___.

-Hey hey hey, ¿¡Qué mierda le haces!? - dije intentando acercarme a él, pero Reginald me lo impidió.

-Pogo y yo iremos a por el material necesario, no se te ocurra desatarla y si se mueve, no dudes en tocar este botón - dijo dándome un mando donde había un botón rojo.

Iba a quejarme, pero volvió a interrumpirme.

-Si no lo haces ya conoces las consecuencias.

Solo bajé mi mirada mientras Pogo y papá salían de allí.

Narra-___

Abrí los ojos lentamente, no sabía dónde estaba, ni siquiera sabía cómo había llegado allí. Intenté levantarme de la silla en la que estaba sentada, pero sorprendentemente, estaba atada y no podía moverme.

-¿Cinco? - pregunté al ver a alguien saliendo de una oscura sombra.

Este solo me miró serio, parecía algo preocupado, pero al parecer, estaba intentando disimularlo.

-¿Q-qué hago aquí? ¿Qué está pasando? - dije mirándolo, pero él no me respondió, solo me miró serio.

Intenté soltarme, pero Cinco habló.

-Para, no me hagas hacerlo, solo necesito que estés quieta - dijo mientras sujetaba con fuerza un mando.

La puerta se abrió de golpe, dejando ver a un hombre mayor y un chimpancé.

-Buenos días señorita Bonnet - dijo el hombre.

Yo lo miré asustada y luego miré a Cinco.

-¡Cinco! ¿Qué está sucediendo? - dije con mis ojos llenos de lágrimas.

Él solo frunció el ceño con tristeza y luego se alejó y quedó pegado a la pared.

-Señorita Bonnet, soy Reginald Hargreeves, padre de Cinco - lo ignoré, y simplemente seguí intentando soltarme.

Pero fue inútil, Reginald agarró el mando y presionó el gran botón. Sentí como una carga eléctrica chocaba en mi cabeza, haciéndome estremecer.

Miré a Cinco quien me miraba triste.

Un segundo calambre recorrió mi cabeza de nuevo, está vez más fuerte, pude sentirlo por todo el cuerpo, y no pude evitar soltar un gran grito.

-Si vuelves a moverte, volveré a pulsar el botón - dijo devolviéndole el mando a Cinco. - Ahora podemos comenzar.

Dicho esto, el mono se acercó al hombre y le dio una jeringuilla.

El hombre fue acercándose lentamente a mí mientras preparaba la jeringuilla.

-No se acerque, no se le ocurra tocarme con eso - lloraba desconsoladamente mientras intentaba escapar de allí.

Pero era inútil, las cadenas eran de hierro, era imposible soltarme. El hombre solo seguía acercándose a mí, mientras yo empezaba a temblar gracias al miedo.

Sin duda, tenía claro que ese era mi fin.

Y que nunca debí confiar en Cinco...

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Me pidieron otro capítulo, y como ya lo tenía escrito, decidí publicarlo :)

Gracias por leer✨💙

~Oih~

Corazón sin latidos {Cinco y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora