♧Capítulo 21♧

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Maratón 3/5

Narra-Cinco

Mi corazón iba al mil, al fin podía verla, sentada a mi lado en aquel autobús.

-H-hola... - decidí hablar.

-Hola - dijo indiferente, algo muy extraño en ella.

-¿Cómo te encuentras? - dije intentando poner mi mano sobre la suya, pero sorprendentemente, ella la apartó.

-Mejor.

-Me alegro...

Un silencio incómodo se formó entre los dos. El autobús llegó a su destino y me bajé de él rápidamente hasta llegar a mi salón.

Minutos después, fue ___ quien entró y se sentó a mi lado, como de costumbre.

Empezó a sacar los libros de ciencias, y minutos después llegó la profesora.

La clase transcurrió como de costumbre, la profesora explicando y el resto de los alumnos prestando atención... Todos menos yo...

Solo podía mirar a ___ sin parar, mis ojos estaban fijos en ella, mientras que la chica tomaba apuntes y miraba a la pizarra.

Pero cuando la campana de final de la clase sonó, fue cuando presté atención a las últimas palabras de la profesora.

-Anteriormente les dije que haríamos una exposición en parejas. Por lo que las parejas serán quien tengan a su lado. Empezaremos la semana que viene.

Giré mi vista rápidamente y ahí estaba ella. Vi como cubrió su cara con desesperación, al parecer, por mucho que quisiera, no podía seguir evitándome.

-Hey ___ - susurró Max - Le diré a la profesora que te ponga conmigo.

-Ni de broma - hablé sin pensar.

Agarré la mano de ___ y la llevé a la salida de la clase mientras esta intentaba soltarse, sin éxito.

-¿¡Se puede saber qué haces!? - dijo ___, esta vez consiguiendo soltarse.

-¡No! ¿¡Qué haces tú!? ¡Llevas ignorándome todo el día! - respondí.

-¿Y cómo pretendes que reaccione? ¿¡Acaso quieres que te dé las gracias por casi matarme!?

Me quedé en blanco, realmente no esperaba esa reacción por por parte.

-¡Tampoco es eso! - dije frustrado - Escúchame, fui forzado por mi padre. Intenté defenderte en todo momento, pero mi padre inyectó algo en tu sangre para que perdiera el control.

Ella solo me miró a los ojos, sin responder nada.

-Di algo por favor... - rogué.

-Lo siento Cinco... No recuerdo nada de lo que sucedió aquel día, y no puedes pretender que te crea tan fácilmente. Debes darme tiempo.

Dicho esto salió del instituto, y yo solo me quedé mirándola hasta que desapareció de mi vista.

-Te lo dejó bastante claro - habló Max a mi lado. - Yo no quería que acabasen así, pero cuando le conté todo lo sucedido en aquel laboratorio... Ella solo derramaba lágrimas, se sentía traicionada y sola.

Miré a mi lado para ver a aquel chico de ojos verdes.

-Debes entender que es normal que se sienta así. Y si quieres ganar otra oportunidad, solo dale tiempo y muéstrale todo lo que te importa. Y sólo te digo esto porque confío en ti. Sé que remendarás todos tus errores.

Me dio una palmadita en la espalda y fue a reunirse con un grupo de chicos que había al final de aquel pasillo.

Entré a mi clase y cogí mi mochila, pero al levantarla para ponerla en mi espalda, algo cayó de ella.

Eran unas llaves antiguas. Me agaché a recogerlas, pero a su lado había una nota:

"Las llaves de la puerta de tu amada... Créeme que esta noche las necesitarás, ella no te dejará entrar tan fácilmente como otros días. No hagas mal uso de ellas o no volveré a ayudarte.

Atte: tu cuñado"

Mis labios se extendieron en una sonrisa.

"Max, te adoro en estos momentos".

Empecé a correr por los pasillos para salir del instituto. Llegué a mi casa lo antes posible, y una vez allí, dejé la mochila para volver a dirigirme a las calles de la oscura ciudad.

[...]

-Buenas tardes señor Hargreeves - dijo el hombre de la floristería.

-Unas rosas... Las más bonitas que tengas...

Narra-___

Me acosté en mi cama, sentía que mi cabeza estallaría en cualquier momento.

Recuerdos sin sentido pasaban por mi mente, hasta que uno acabó llamando mi atención. Era un recuerdo extraño, todo estaba oscuro para mí, como si estuviera inconsciente. Lo único que podía distinguir en aquel recuerdo eran unas palabras, unas palabras de una dulce voz.

"-No puedo creer que lleve tres semanas viniendo a visitarte... Con otras personas no habría tenido paciencia - una risa interrumpió las palabras - Pero tú eres diferente... Y ahora tengo claro mis sentimientos...

Ahora solo había silencio en aquella extraña oscuridad, un silencio que no duraría mucho.

-Te amo ___, pude darme cuenta de mis sentimientos en el momento en que sentí que tu vida dependía de mí decisión... Se que este amor no será correspondido, sé que una vez que despiertes empezarás a odiarme. Pero si estás escuchándome, solo déjame decirte que estaré en tus peores momentos, estaré siempre para ayudarte. Estaré esperando una segunda oportunidad... Siempre listo para dar mi vida cuando sea necesario salvar la tuya.

El silencio volvió a reinar, acompañado de unos pequeños sollozos.

-Te amo... Eres lo único que revive este corazón sin vida - sentí como agarraba mi mano y la ponía junto a su muerto corazón - Sé que no late, pero si lo hiciera, latería por ti... Por cada una de tus sonrisas.

Poco a poco, sentí su respiración mas cerca. Segundos después, sentí una textura extraña, me estaba besando.

Un minuto después se separó y volvió a hablar.

-Te amo... - Su voz sonaba más lejana - Vendré mañana, y sí, te traeré rosas."

Abrí los ojos con fuerza, lo recordaba.
Última semana de mi extraño coma, Cinco en mi habitación, y aquel beso, había hecho despertar mis sentimientos hacia él.

Él realmente se había preocupado por mí, por mi salud, aún sabiendo que probablemente yo empezaría a odiarle al despertar, y aún así, estuvo todas y cada una de las noches que yo estuve inconsciente.

Lágrimas empezaron a caer de mis ojos al pensar que había desconfiado de él después de todo lo que había hecho por mí.

Tapé mi cara con mi almohada.

Estaba deseando no haber despertado, y no haber hablado a Cinco de esa manera.

Estaba segura de que me odiaría.

Y tendría razones para hacerlo.

Corazón sin latidos {Cinco y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora