🌺💀Poison Love💀🌺 #BNHA#

🌺☠Capítulo 30☠🌺

Unos años antes.

En uno de sus tantos días de entrenamiento, Morgana observaba feliz la fotografía que se había tomado con su maestro y con Yagi, era un grato recuerdo que jamás olvidaría.
Con una sonrisa enorme, no se fijó exactamente hacia donde iba por lo que que terminó chocando contra un abdomen robusto y fuerte.

Retrocediendo varios pasos, perdió el equilibrio, cayó de sentón en el suelo, frunció el ceño y observó a quien se había atravesado en su camino, aunque pronto pudo sentir sus mejillas ponerse calientes además de colorearse de un rojo intenso.
Frente a ella se encontraba un muchacho unos dos-tres años mayor que ella, quien con una sonrisa le extiende la mano.

-Lo siento bella señorita, no me fijé. -se acerca un poco más- ¿me deja ayudarla?.

Con algo de timidez tomó la mano del contrario, sintiendo como aquel calor ya abarca todo su rostro, cosa que lo noto aquel muchacho, provocando que este suelte una leve risa.
Morgana, avergonzada por ello no dijo nada, más bien solo se cubrió el rostro.

-Mi nombre es Ikari Yūdoku, ¡espera! ¡no! ¡no debía decir mi nombre de verdad! -se pone nervioso- S-Soy Green Poison, estudiante de heroísmo, tercer año de Shiketsu !.

-¿Un héroe?. -mira sorprendida al chico-

-Asi es -sonrie mientras se lleva las manos en las caderas- Soy un aspirante muy honorable!.

Sonriendo con felicidad, la pelirosada se presentó también, siendo acompañada por este hasta el orfanato en el que vive.
Por días y semanas se fueron conociendo más y más, pero lo que ella no sabía es que aquel estudiante al terminar su residencia con un héroe profesional, iba a otra parte en vez de su "casa".

⬆️🎶⬆️

Llegando a una zona muy alejada de la multitud, ingresa a una bodega luego de poner una contraseña en la puerta. Entró y con esfuerzo cerró la puerta; dio media vuelta, caminó hasta llegar a unas compuertas en el suelo, las abrió de par en par y luego ingresó no sin antes cerrarlas. Bajó unas largas escaleras mientras se va quitando sus guantes, su antifaz y hombreras, escuchandose el eco de sus zapatos contra el suelo en aquel negro pasillo iluminado por luces de neón color morado, mirando con seriedad hacia el frente, odiaba verse amigable todo el tiempo, en especial con la pelirosada con la que había chocado hace unas semanas atrás.

Doblando en una esquina, vio a lo lejos unas puertas, las cuales lo llevarían hasta donde alguien lo espera. Llegó hasta ellas, puso una última contraseña y abriendo las puertas se abrió camino, viendo de un lado uno tubos de cristal llenos de un extraño líquido que mantienen a unas criaturas extrañas, deformes y grotescas; al otro lado, unas celdas se mostraban, donde los prisioneros, al ver al joven caminar frente a ellos, no dudaron en acercarse hasta los barrotes extendiendo sus manos hacia él.

Una mujer que se encontraba entre ellos, mira con lágrimas al muchacho que va pasando.

- H-Hijo...¿por que nos haces esto? ¿Que fue lo que te hicimos?. -la mujer tiembla levemente mientras lo observa-

- Cállate. -dice con seriedad mientras detiene su andar, observando a la mujer que con lágrimas extiende su mano hacia él- Me dieron miseria, al menos servirán de algo, mamá. -rie leve- No pienso vivir en la calle entre la pobreza, al menos aquí me pagan bien por traer sujetos de prueba. Que por cierto... ya va siendo tu turno.

La mujer grita mientras es llevada por dos seres grotescos, el muchacho simplemente dio media vuelta y siguió su camino, adentrándose en la habitación donde lo espera su jefe y mentor.
Se detuvo a unos metros y la silla giró levemente, mostrando a un hombre de baja estatura, escaso pelo, lentes extraños y un mostacho que cubre la mayor parte de su boca.