Capítulo 24-Las buenas cosas.

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No todo es tan fácil como algunas veces creemos.










—Victoria, ¿Me estás escuchando?.—La miraba fijamente.

Tenía la mirada perdida en algún punto en específico.

—Maldito...

Antonieta no entendía que era lo que pasaba con esa mujer.

—¿Que tanto miras mujer?.—Buscaba en todo el lugar, hasta que se encontró con una sonrisa...una muy conocida.—Pero...

—Es un maldito.—Repitió enojada.

—Victoria por favor.—La reprendía con la mirada.—Deja de decir esas cosas, estamos en un lugar público.

—¿Y que? ¿Tienes algún problema con eso?.—Se tomaba el contenido de la copa de solo golpe mientras la miraba fijamente.—soy libre de decir lo que se me venga en gana.

Antonieta negaba con la cabeza.

—Que voy hacer contigo por Dios...

—Dijo que tenía una reunión importante.—Sonrió amarga.—y míralo, muy sonriente con esa mujer, se nota que era importante.

Suspiró sin poder creer lo que estaba presenciando.

—¿Estás celosa verdad?.—Afirmaba al verla apretar los dientes.—Victoria no puedes juzgar un libro por su portada, quizás es alguien importante que se yo, que sea mujer no significa que tiene algo con ella fuera de lo laboral.

—Si claro, por eso están en un restaurant a estás horas de la noche entre risa y risa. Me enoja que no me lo haya dicho, está me las va a pagar.

—¡Pero si es temprano!.—Miraba el reloj en su muñeca.—Victoria tienes que dejar de ser tan paranoica, no creo que Heriberto sea de esos.

Victoria se removió en su silla mientras un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, quizás era miedo.

—La vida te puede sorprender Antonieta, no seas tan tonta quieres. Él problema aquí, es que si era una cena importante porque demonios no me dijo que era con una mujer ¡Y solos!.—era lo que más le ardía y si...era bella como negarlo, tenía una sonrisa tan blanca como la conciencia que no tenía.—Vamos.—Se levantaba de la silla, el vino comenzaba a danzar por todo su organismo.

Antonieta abrió los ojos muy grandes, las alarmas se encendían en su cabeza.

—Victoria no hagas un escándalo, no te conviene.

Ella sonrió con malicia.

—Parece que no me conoces, además, solo iremos a saludar ¿Tiene algo de malo?.

—Victoria te conozco, no quiero que hagas algo de lo que después te puedas arrepentir.

—¿Por saludar? Jamás, si no vas a ir  conmigo entonces voy sola, no importa.—Se encaminaba entre las meses.

—¡Victoria!.—Mascuyó una maldición y no tuvo más opción que ir con ella, debía impedir que armara un espectáculo, la creía muy capaz.—Me va a volver loca uno de estos días.—Murmuraba.


A unas cuantas mesas del embrollo que se aproximaba, Heriberto Miraba a la rubia frente a él, era una mujer muy interesante con mucho potencial pero no sé comparaba con la Victoria que tenía en su vida, sonrió levemente al recordarla.

—¿Y esa sonrisa?.—Indagaba mientras dejaba la carpeta sobre la mesa.

Él suspiró.

—Recordé algo.

—Tiene que ser algo o alguien muy bueno para que te hiciera sonreír de esa manera.

Él asintió concordando con el comentario.

—Verdaderamente lo es.

Ella pareció pensarlo un momento.

—¿Sabes? Estoy felíz de que esto fluya tan bien entré los dos, debo confesar que no me lo esperaba, estoy tan acostumbrada a tratar con personas algo...serías que estoy felíz de que nos llevemos tan bien.

—Yo también lo estoy, hace que el trabajo sea más llevadero.—le sonreía.

—Buenas noches.—Saludó Victoria tratando de que la sonrisa no le saliera tan falsa.

Antonieta quería morir de la vergüenza, no lo podía creer, Victoria no era así, no se comportaba de esa manera ¿Acaso tan bueno era en la cama como para...? <No no Antonieta que te pasa, deja de pensar esas cosas.> Se reprendía mentalmente. En conclusión, su amiga había perdido la cabeza y de que manera...















«Te faltan tantas partes, pero aún así eres el rompecabezas más impresionante que alguna vez haya armado.»

La Dama De Hielo. V&HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora