Victoria abrió muy grandes los ojos mientras que todos los colores de la cara se le subían, tenía las siete plagas de Egipto encima y para colmo el individuo que la había alterado en todos los sentidos, la mirada de una manera estremecedora, como si estuviese hipnotizado con sus piernas.
-¡Esto es su culpa!.-Gritó nerviosa tratando de cubrirse a como podía.-Se da cuenta de todas las desgracias que me ocasiona. ¡Que tanto me mira!.-Le cuestionó alterada.
Heriberto no podía evitar mirar demás, esa mujer era una completa diosa griega, se imaginaba esas piernas enredadas en su cintura ¿Cómo se sentiría?, nunca se había sentido tan atraído por una mujer como en esa ocasión, algo tenía que lo insitaba a querer conocer más, sin embargo parecía tener una personalidad de los mil demonios o tal vez era la impresión del momento.
Se sobó la mejilla regresando a la realidad, le ardía, tenía la mano pesada, esa mujer era peligrosa en todos los aspectos posibles, era interesante, llamativa y porque no, afrodisíaca de una manera que a él le gustaba.
-Por favor tranquilízate, fue un accidente.-Miraba a todas partes asegurandose de que ningúna persona estuviese observando semejante expectaculo, por alguna razón le molestaba la idea.-dejame ayudarte.-Decia quitándose el saco para ofrecerselo.
-¡No! De ninguna manera, creo que ya ha hecho suficiente, eres una desgracia, hiciste que perdiera una maldita cita ¡Era importante!.-Exclamó colérica, tenía las mejillas sonrojadas y la adrenalina a mil, se sentía expuesta.
Se dió la vuelta con intenciones de irse pero el vestido se le rasgó aún más, haciendo que se detuviera de golpe.
-Creo así si es necesario que acepte lo que le ofrezco.-Insinuo con una pequeña sonrisita triunfadora.-es muy terca.
Victoria apretó los dientes con fuerza, se giró y lo fulminó con la mirada.
-Deme eso.-Le quitaba la prenda que le ofrecía de las manos.-si usted abre la boca y dice que me vio de esta manera lo mato me oye.-Decia mientras se cubría con el saco rápidamente.
Heriberto levantó las manos a modo de respuesta.
-Le prometo que de mi boca no saldrá ni una sola palabra.
-Mas le vale.-Se cruzó de brazos examinandolo disimuladamente.-¿Podemos terminar con esto?.
Heriberto suspiró cansado, se le hacía tarde.
-Mire usted fué la culpable.-La vió abrir loca a modo de protesta.-pero sinceramente no quiero llevar esto a un problema mayor, deme todos sus datos y yo me haré cargo de los daños.
-¿Sabe que? Olvídelo.-Lo señalaba indignada, aún no superaba del todo lo que estaba pasando ¿Que demonios era todo eso? ¿Algún tipo de karma?.-también debería pagar mi vestido, era bien caro por cierto, usted fué quien me chocó y ahora quiere decir que fue mi culpa.-Negó con frialdad.-Se puede ir a la chingada y quedarse allí por un buen rato, no necesito de usted, así que si me disculpa, ya perdí una reunión, que también fué por su culpa.-Le recriminó sarcástica.-acaba de terminar de amargarme el día, es un completo idiota, espero no volver a verlo en lo que me resta de vida.-Le sonrió con falsedad.-¡Hasta nunca!.
Victoria se giró y con toda la seguridad que no tenía comenzó a caminar queriendo escapar de allí, no soportaba estar un minuto más con ese hombre, la confundía, estaba enojada, frustrada por el día tan pésimo que estaba teniendo y por si fuera poco había dejado plantando al proveedor.
-Espere, no se puede ir así.-Exclamó incrédulo, queriendo detenerla.
-Fijece en la manera tan maravillosa en que lo hago.-Abria la puerta del auto.-y para la próxima preste más atención cuando maneje.