Capítulo 34-Lo que parece.

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No siempre, nada es lo que parece ¿O si?.




—¿No te parece que el estampado es muy exagerado?.—Murmuraba Pipino por lo bajo, mientras sonreía de manera forzada.—Es que no...Victoria me va a dar un ataque...

—Te va a oír.—Dijo observando a la mujer que se miraba en el espejo con aquel vestido tan...inusual.—a ella le gusta...

Pipino quería gritar, aquel vestido era horrendo, era de un color amarillo chillón con flores negras de fondo, el corpiño estaba bien, pero la falda era de infarto, un montón de moños exagerados y ajustado a las caderas, estaba seguro que moriría de un infarto cuando mencionaran su nombre por esa creación.

—Era justo lo que quería.—Mencionó la mujer con ojos destellante de emoción.—A mi prometido le dará un infarto cuando me vea.

—No lo dudo...—Se quejó en un tono moderado.—Quise decir, seguramente le gustará tanto como a ti, impactarás en el lugar apenas haga uso de tu presencia querida.—Carraspeó.—¿Prometido dijiste no?.

—Si.—Ella lo miraba.—Anunciaremos nuestra boda en un par de días, vendrán personas muy importantes en nuestras vidas y quería ser el centro de atención.—Posaba un par de veces frente al espejo.—pero creo que esto sobrepasó los límites y me encanta, no me gusta ser la típica chica básica, me gusta el drama.

—Te gusta la originalidad que es diferente, eso está bien.—Arreglaba un poco la falda del vestido.—Creeme que con esto no pasarás desapercibida y bueno, me alegra que te guste nuestro trabajo.—La mujer sonreía.

—Es la mejor casa de modas de este país, para mí es un honor llevar este vestido.—Miraba su cabeza en el espejo.—¿Y si compro una gran tiara? Sería de impacto.—Sonreia extasíada.

—¡No!.—Exclamó Pipino, las dos mujeres voltearon a verlo, trató de mantenerse calmado, pero la verdad es que estaba apunto de volverse loco.—Quiero decir.—Se posaba a un lado de la mujer.—Creo que un buen peinado alto enfatizara tus facciones, creo que la tiara...sobrecargaria todo, no creo que es lo que quieres.

—Tienes razón.

—Siempre.—Dijó vanidoso.

Victoria solo quería reír, en otras circunstancias lo estaría matando con la mirada pero ahora era...¿Que estaba paseando con ella?.










—Te juro que no, ¿Sabes lo costoso que es ese vestido?.

—Pipino no es para tanto, cálmate lo usará ella no tú, además si ella estaba contenta ¿Que te preocupa?.—Le cuestiono Antonieta.

Abrió muy grande los ojos.

—¿Que que me preocupa? Ese vestido lleva nuestro nombre, es nuestro prestigio.—Se dejaba caer dramáticamente sobre el sofá.—Creo que necesito un descanso.

—Todos necesitamos uno...—Mencionó mirando a Victoria, permanecía callada, mirando algún lugar de toda la oficina.—Victoria.

Pero parecía tan inmensa en lo que estaba pensando que simplemente no les prestaba atención.

—¡Mercy!.—Gritó Pipino.—¿Puedes volver de tu viaje astral?.

—Perdón, es que no se que me pasa últimamente.—Dijó algo apenada.

—Necesitas tomarte unos días, todo va bien con la empresa, además, después de todo lo que ha sucedido creo que sería lo justo.

—Concuerdo con Antonieta.—Se levantaba.—Iré por mis maletas, me voy a las Maldivas.

—No no no, tu no vas a ningún lado eh.—Lo frenaba.—Dije Victoria, no Pipino. Tú tienes muchas cosas que hacer.

Pipino fruncía la frente en señal de desaprobación.

La Dama De Hielo. V&HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora