Capítulo 7-En llamas.

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A veces se necesita de más que un impulso para seguir lo que dicta el corazón, para entender que un poquito de adrenalina no está mal de vez en cuando.

Heriberto miraba el teléfono sobre la mesa, sin saber cómo interpretar lo que acababa de suceder, ¿Era de esperarse? Si lo era, pero había algo más, su voz no era la misma, aparentaba más de lo que podía representar, sin duda alguna algo pasaba con Victoria y sin saber porque, él quería estar ahí para descubrirlo, esa mujer se estaba adueñando peligrosamente de su corazón.

Abrió la carpeta por última vez y releyó la investigación que tenía en su poder, era la dirección de la empresa de Victoria y todo lo que tenía que ver con ella, como bien le había dicho, él también poseía el poder de conseguir lo que quisiera cuando quisiera, solo que a él no le gustaba presumir todo lo que estaba al alcance de sus manos. Guardó nuevamente la carpeta en unos de los cajones del escritorio y salió del consultorio a un rumbo en específico; Victoria. Se despidió de Sara e inmediatamente ingresó a los ascensores, si Victoria de verdad quería que atendiera a su hija debían verse ese día si o si, había faltado un paciente y para bien o mal, era la oportunidad perfecta para concretar todo y ¿Porque no? Para verla nuevamente y más, cuando sabía que no estaba bien, lo presentía.

No obstante Victoria muy lejana a todo aquello, trataba de mantener la compostura, miraba toda su oficina sin explicarse como es que había Sido capaz de semejante descargue, casi todo estaba destrozado, en pedazos. Pero lo más curioso de todo es que justo esa descripción gráfica, le recordaba que así mismo se sentía internamente, en plena destrucción.

—A veces quisiera irme muy lejos, a un lugar donde nadie pudiera encontrarme.—Dijo mirando los trozos de vidrio que habían en el piso.

Antonieta negó con la cabeza cruzada de brazos.

—No me quieras evadir el tema Victoria ¿Quién es Heriberto?.

—El doctor que atenderá a Fer.—El rostro de su amiga se iluminaba.—Si, conseguí una cita con él.

—¿Y por eso lo trataste así? Que feo Victoria.—Le reprochaba con la mirada.

Victoria resopló un tanto ofuscada.

—Es que ese doctor, es el mismo con el que tuve el accidente hace un par de días.—Caminó de un lado al otro.—para colmo también es el idiota que me besó la otra noche en el restaurante, ahora todo el mundo se empeña en fregarme la existencia.—Se detuvo al fijarse en como Antonieta la miraba, con la boca de par en par.—¿Que?.

Ella se pasó las manos por el rostro aún incrédula, tratando de procesar lo que acababa de escuchar.

—Es que no lo puedo creer Victoria ¿Estás hablando enserio?.

—Cuando no lo he hecho Antonieta o me está siguiendo o la vida me está fregando.—Queria creer que le segunda era más coherente.

Antonieta se contuvo para no reír, todo aquello le parecía casi que irreal.

—No pues.—Dudó un momento.—Yo creo que es la vida está cobrandote por todo lo desgraciada que has Sido durante años.

Ella la fulmino con la mirada.

—Mira, si no eres capaz de aportar nada bueno a la causa mejor cállate, es más, necesito que vallas por alguien para que limpie este desastre.—Señaló el lugar.

—Deberias limpiar tu eh, tú lo provocaste.—Le recordó levantando una ceja.

—¿Perdón?.—La miraba un tanto divertida, jamás la verían limpiando un tiradero como ese.

—Ya ya mejor me callo, pero esto no se queda así Victoria, tienes que hablarme de ese hombre.—Insistió, le iba a sacar todo lo que se estaba guardando.

La Dama De Hielo. V&HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora