Un día lluvioso, fresco y armonioso a la vez. Al oír las gotas caer con una hermosa melodía en una tarde nublada de julio no es lo usual, pero hace que mi corazón se goce de una forma inexplicable. Ver como algo tan simple y sencillo fue producto de las manos y el poder de un Creador son cosas que me dejan sin aliento. Un Dios que creó la lluvia, el cielo, las nubes, las estrellas, y ese sol que allí están aunque no las puedo ver de cerca ni tocar. Así también es mi Dios, mi Creador, mi único Padre.
Y digo que mi Dios es mi único Padre porque crecí sin uno, de hecho, nunca lo conocí y siempre ha sido un tema bastante complicado de hablar con mi mamá; mejor no tocar ese asunto, nunca jamás en la vida. Sólo sé que él fue una persona que ella quiso mucho y la usó jugando con sus sentimientos, únicamente para estar con ella en la cama por una noche y listo... Desapareció de su vida en un abrir y cerrar de ojos. Dado los hechos, preferí no saber quién era o quién es.
Mi madre trabajó incansablemente por mí, su única hija. Siempre estuvo allí sin importar cual fuese la situación, aún hoy no entiendo cómo hizo para trabajar y ocuparse de mí a la vez, pero lo consiguió. Mi abuela y mi madre fueron mis ejemplos a seguir en todo, ellas me cuidaron y me educaron; no teníamos mucho, no había lujos, pero sí puedo asegurar con mucha certeza que nunca nos faltó el pan, ni el calzado, ni el vestido. Especialmente mi abuela, fue mi maestra tanto en el cristianismo como en lo secular. Obviamente mi mamá cayó y falló en su juventud con mi papá, pero luego de eso se arrepintió de absolutamente todo, menos de mí.
Sí, soy cristiana y soy feliz. Confieso que he tenido mis altos y bajos, no soy perfecta, pero de cada error he sabido reconocerlo y arrepentirme ante mi Dios, además que encuentro en cada uno de ellos una lección de vida. Siempre recuerdo a David, un hombre valiente y entregado a Dios, pero que también cometió sus fallas. En la Biblia, no sólo mi Padre me habla, sino que me enseña. En ella hay una muestra de que aún los grandes hombres de Dios también fallaron, sólo importa que en el corazón exista un arrepentimiento genuino.
Bien, mejor ya acabo mi reflexión, definitivamente esta lluviosa tarde de julio un día domingo solo me hizo meditar.
El día de hoy fuera del culto dominical y la casa, no pude hacer mayor cosa con mi esposo, y más con esta lluvia. Y sí, soy casada, en realidad, recién casada.
Mi marido y yo nos casamos jóvenes: yo a los 22 años, y él a sus 24 años. Muchos dicen que nos precipitamos en tomar esa decisión, ya que es una gran responsabilidad: después del matrimonio vienen los niños, al menos eso dice la gran mayoría de las personas. Pese a todo comentario y consejo, Jonathan y yo seguimos nuestro corazón y no retardamos más nuestro enlace que sin duda en cualquier momento íbamos a contraer... ¿para qué demorarlo más? Ambos trabajábamos y teníamos una vida estable económicamente. Él era graduado en medicina, y yo en aquel entonces recién estaba terminando de estudiar publicidad, pensamos que era tiempo de sentar cabeza. No somos de esos jóvenes que piensan en "primero vivir la juventud para luego hacer crecer la familia", para nosotros la familia siempre es primero y más por nuestro tipo de crianza. Respecto a los niños, no lo consideramos un problema, llegarán cuando Dios así lo disponga, y en todo caso nos cuidamos para tratar de "demorar un poco el proceso" (ya saben), y así poder disfrutar de nuestra "luna de miel", como muchos llaman.
En estos momentos solo quiero disfrutar mi matrimonio, y los pequeños detalles de la vida. Ya graduada en publicidad logré que me ascendieran y obtuve una mejor remuneración. Dios me ha honrado en mucho, ¿cómo no honrarle a Él? Desde que terminé mis estudios, he podido descansar un poco, al menos por ahora.
Lo único que tiene dando vuelta mi cabeza es qué hacer para nuestro aniversario de bodas, no se me ocurre mucho y es dentro de una semana más. Me gustaría prepararle una sorpresa.
-Amor, ¿vas a demorar mucho? -pregunta Jon, mi esposo- recuerda que hoy debo irme a las 08:00 pm, tengo guardia en la clínica. Quería que viéramos alguna película antes de irme y aprovechar el tiempo juntos.
-¿Y crees que no estoy aprovechando el tiempo? -pregunto sarcásticamente, mirándolo a él y luego el sartén. Unas palomitas de maíz para ver la película, mucho mejor.
-Si sigues viendo el paisaje por la ventana voy a pensar lo contrario -dibujó una sonrisa de complicidad. Ya llevaba un buen rato mirándome, por lo visto- se te van a quemar.
-Ya que sabes tanto de cocina deberías hacerlo tú.
Solté una risita. Mi vida era sencilla, y la amaba tal como era. Gracias daba a Dios día tras día por cada hermoso detalle de ella.
Al estar listo mi laborioso trabajo culinario, nos acurrucamos en la sala y nos dispusimos a ver una película. Reímos, nos sorprendimos, lo disfrutamos. No me puedo quejar, mi vida así como era, era perfecta.
Al finalizar la tarde, Jonathan se tuvo que ir. Definitivamente amaba a ese hombre, con sus defectos y perfecciones: fue el regalo que mi Padre me dio. Quizás muchas mujeres lo verían como un buen partido: guapo, alto, cabello entre liso y ondulado castaño claro, ojos color avellana intenso... y doctor. Sí, todas enloquecen con un hombre atractivo y que sea doctor, por el dinero. Sin embargo, no busco eso en un hombre, él como persona y caballero fue lo que enganchó mi corazón y terminé perdidamente enamorada.
¿Cómo nos conocimos? Un hecho curioso, pues nos vimos por primera vez en un campamento de jóvenes que organizan cada cierto tiempo en el año la sociedad, en ese campamento confraternizamos con hermanos de otras iglesias del mismo concilio, él se congregaba en una iglesia distinta a la que yo iba, fue en ese lugar donde hicimos "click". Lo que realmente nos acercó fue nuestra historia: ambos no conocíamos a nuestro padre. Su mamá es una mujer ejemplar, y al igual que la mía, se esforzó en salir adelante por el crecimiento de su hijo, en quien formó a todo un caballero; soy testigo de eso. Sin embargo, la historia de su mamá sí que es triste: antes de quedar embarazada, nunca había ido a la iglesia en su vida, cuando se enamoró de quien fuera el papá de Jonathan, es que llega a los caminos del Señor y se convierte, y aunque todo fuera miel sobre hojuelas y pétalos de rosa por doquier en su relación, terminó en traición y cobardía. El muy indolente se atrevió a engañarla con el cuento de que era cristiano sólo para obtener lo que él quería: llevarla a la cama y hacerla caer, para luego huir y desaparecer. Lejos de ella renegar de Dios y no volver a la iglesia, el pastor y algunos hermanos de confianza la ayudaron a sobreponerse y seguir en pie, firme y adelante en la fe, con un hijo en camino.
Totalmente admirable esa mujer, hizo bien su trabajo como madre al criar a su hijo completamente opuesto a aquel hombre que la engañó de la forma más vil y despreciable de todas las maneras inimaginables. Es increíble pensar que aún hay personas que utilizan el evangelio para engañar a gente inocente... Pero los hay y por cantidades innumerables y como se busquen.
Sin dar más vueltas a mis pensamientos, decidí lavar la losa para luego hacer un pequeño aseo en casa y dormir, mañana será otro día. Y aún así, sentí que no pude descansar en toda la noche por el sueño que tuve.
Me encontraba corriendo en círculos, parecía ser un desierto que no tenía principio ni fin, y aún así seguía corriendo como si algo me siguiera... no, miento, era como si yo escapara de algo, me sentía asustada y desprotegida. Por más que quería esconderme de ese "algo" o lo que fuera de lo que estaba huyendo, no conseguía refugio. Sentí desesperación, tenía esos sentimientos de opresión en mi pecho, con la necesidad de huir y salir de allí, y debía hacerlo pronto o sino iba a ser peor... lo sabía, lo sentía, lo olía.
Y de repente, frené y me detuve bruscamente. Si bien había sol en ese desierto, estaba parcialmente nublado lo que hacía que no quemara tanto el astro solar. Algo llamó mi atención en el cielo, una luz resplandeciente mucho más que el sol, y unas letras en oro que se formaban y brillaban de forma esplendorosa: Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
Esas últimas palabras "dondequiera que vayas" brillaron más intensamente que el resto.
ESTÁS LEYENDO
El Diario de Alicia Melgar
RomanceAlicia es una chica cristiana en la flor de la vida: recién casada, recién graduada, recién mudada de casa para formar un nuevo hogar con quien ella sabe es el amor de su vida, pues Dios mismo le concede ese anhelo. Su hombre para ella era el ser má...