PROPUESTA

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Mi pregunta la estaba analizando con detenimiento pero era obvio que no esperaba una interrogante de ese tipo tan personal. Sonrió. 

-Siempre procuré hacer algo. Hablar, pelear, encerrarlo, castigarlo, pero nunca nada resultaba así que me di por vencido. Asumí que algún día iba a entender y arreglar su vida, mientras eso pasaba tomé la decisión de que no podría asumir el cargo de Director hasta que entendiera y valorara lo que tenía. Comprenderás que era un derrochador, por eso lo puse en un puesto como otro trabajador más para que aprendiera el valor que tiene para otras personas esa posición. Demoró en comprenderlo, pero lo hizo. 

     Debo darle crédito a Hyun Kwan por la forma en que aplicó la enseñanza a su hermano. Ellos tenían su rivalidad, pero el mayor se preocupaba evidentemente por el menor y eso significaba que a su manera lo quería mucho. 

     Observé mi celular pues sentí que vibraba más de lo normal: llamada entrante de Ye Jun, imposible contestarle ahora. Decidí ignorar sus llamados mientras terminaba mi almuerzo con Hyun Kwan. 

-Si es importante puedes contestar, no te preocupes por mí. 

-No me gusta contestar mientras estoy en una reunión. 

-¿Consideras que esta invitación es una simple reunión? -pareció algo ofendido. 

-¿Y qué es entonces? 

-Sabes que contigo las invitaciones no son simples "reuniones" para mí. 

      Otro pequeño rubor en mis mejillas ante su comentario. Era increíble la capacidad de oratoria que tenía Hyun Kwan, quizás si Ye Jun fuese más elocuente como su hermano muy probablemente tendría a todas las chicas que quisiese a sus pies. Y tal vez si Hyun Kwan fuese un mujeriego ocurriría lo propio. Lo que a uno le faltaba el otro lo tenía y viceversa. 

-Siendo sincero, el hecho que me ignoraras en la entrada del edificio de la oficina fue una excusa para invitarte el café -había un centelleo juguetón en su mirada, algo me quería decir que lo emocionaba y mucho- en realidad, espero que este sea el primer café de muchos que vendrán. Tengo una propuesta para ti. 

     Alcé mi vista luego de llevar el último bocado de mi almuerzo. Estaba bastante curiosa y atenta a lo que diría. 

-Me imagino que Sun Hee te habrá comentado que a tu amiga la reclutamos para que trabaje como intérprete de francés en nuestra empresa. Debo admitir que es muy buena, solo deberá aplicarse con el coreano. 

-Sí, me dijo ¿a qué viene eso? -seguía sin entender. 

-Estoy trabajando en conjunto con los gerentes de cada área porque queremos seguir expandiendo SongMark e introducirnos en el mercado francés. Hay un potencial cliente interesado en cerrar el negocio, yo personalmente estoy llevando a cabo las negociaciones directamente con el CEO de esa empresa francesa. Si todo marcha bien, pronto cerraremos el trato de prueba por seis meses y, si les resultan atractivas nuestras propuestas, luego de ese tiempo podemos firmar un contrato por cinco años; es el objetivo final -mientras contaba aquello parecía realmente emocionado, a su manera, pues mantenía una actitud recta y centrada digno de un CEO- todo esto conlleva a promover el mercado laboral, ya que vamos a requerir más personal específicamente para este nuevo proyecto que vamos a emprender. De concretarse, tendremos que abrir una nueva unidad de marketing que se encargue particularmente de la nueva filial francesa. En el área de relaciones públicas como intérprete entrará tu amiga, mientras que en el área de marketing necesito a alguien que se encargue de este proyecto. Es allí cuando entras tú en escena. 

     Esperen un momento ¿Escuché bien? ¿Quiere que me encargue yo de un proyecto de esa magnitud, donde mi vida estaría en riesgo? Sí, así lo veía y lo sentía porque si fallaba en mi labor, era obvio que para él fracasaría su intento de entrar en Francia y yo me encontraría despedida de ipso facto. 

El Diario de Alicia MelgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora