REALIDAD

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Quedé pasmada ante aquella noticia ¿quizás por eso no había aparecido desde ayer?. Ye Jun cruzó la puerta y se situó al lado de Seoyun saludando a todos con una leve inclinación de respeto, sostenía una expresión bastante madura (al menos esa sonrisa presuntuosa no estaba en ese momento), y ni hablar de cómo vestía… un traje muy elegante digno de un Director de empresa. 

     Todos aplaudieron recibiendo la noticia con agrado, parecía que todos estaban esperando ese momento. En el fondo se escuchó a alguien exclamar en coreano "¡así se hace, Ye Jun!" lo que provocó ciertas risas incluida la de Sun Hee; Ye Jun por su lado estaba haciendo un enorme esfuerzo de no reír, llevando su mano a la boca y carraspeando un par de veces tratando de ocultarlo. Tenía que guardar la compostura con el nuevo cargo que ahora iba a asumir. 

     Yo solo aplaudía porque el resto también lo hacía pero no porque me sintiera a gusto en hacerlo, y no por Ye Jun pues me alegraba que por fin estuviera donde realmente pertenece, sino por la otra persona desagradable que tenía a su lado. Presentía que vendrían días duros en el trabajo. 

     Luego de aquella breve presentación, se retiraron y yo también luego de despedirme de todos para salir corriendo al aeropuerto a esperar a Natalia con una emoción que no me cabía en el pecho. 

     Aún así no puedo negar que estuve todo el camino pensando en lo que presencié hoy en la oficina. Mi mente se iba en aquel recuerdo solo ver a Seoyun y Ye Jun uno al lado del otro era evidente que se veían bien, combinaban, podrían hacer una linda pareja y más por el simple hecho que ambos venían del mismo mundo, contrario a mí… yo era un "cero a la izquierda". Creo que me iba a doler la cabeza de tanto pensar en aquello. 

     Esperé con cierta impaciencia a Natalia a que aterrizara pronto su avión para que saliéramos pronto de allí, la iba a dejar en el departamento y luego regresaría a trabajar aunque tampoco era algo que me emocionaba mucho hacerlo después de los nuevos cambios. 

     Pasado el tiempo, la vi desfilar entre tantos pasajeros que salían de aquella puerta de salida, su ondulante pero sedosa cabellera castaña clara ondeaba entre los pasajeros delatando su inconfundible presencia. Al verme, amplió una hermosa e infantil sonrisa contenta de verme, corrió hasta mí con aquel carrito que llevaba sus dos maletas y sin importarle el peso del bolso de mano que tenía a cuestas en su espalda. 

     Nos abrazamos felices de reencontrarnos pegando ligeros saltitos de emoción, no sin antes desearnos una vez más un feliz año nuevo. La ayudé a llevar sus cosas para dirigirnos a un taxi y decirle la dirección a la que nos dirigíamos. Naty me miró algo sorprendida al ver que ya me desenvolvía mejor hablando coreano y eso la emocionó aún más. 

-No me habías dicho que estabas hablando más coreano, por como me dijiste la última vez pensé que aún te costaba. 

-Y todavía me cuesta, pero ya hablo cosas sencillas y básicas. Seguro te será más fácil que a mí y lo hablarás más rápido. 

     Ella estaba encantada con la idea de aprender un idioma nuevo, era su área de trabajo y lo amaba. Dentro de los pormenores, Sun Hee le consiguió una vacante de trabajo dentro de la empresa en el área de intérprete en francés, solo que tenía tres meses para aplicarse de forma intensiva en aprender coreano para que pudiera comenzar a trabajar de lleno en las diversas actividades que debía desarrollar en su cargo. La entrevista de trabajo se había realizado de forma online hace unos días, así que estaba el compromiso de por medio. 

     De igual manera me sorprendió la forma en cómo se le abrieron las puertas para que se viniera a Corea, no había llegado y ya tenía su trabajo. Dios es maravilloso y sabía que algo hermoso haría con ella. 

El Diario de Alicia MelgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora