UNA ESPERANZA

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-¿Ya terminaron de charlar? Debo llevar a Alice a su casa -escuché esa inconfundible voz tras de mí: MinJoon. 

-Sí, por mi parte estaríamos listos -asintió Jimin dedicándonos una gran sonrisa. 

     Nos despedimos de todos y nos fuimos, el pastor amigablemente se despidió pero daba la impresión que no estaba muy "a gusto" que MinJoon y yo tuviéramos una amistad tan estrecha. Ya en el bus y en marcha, quedé mirando fijamente a MinJoon tratando de estudiar su expresión. 

-¿Qué? ¿Tengo un bicho en la cara? -dijo de forma jocosa mientras se tocaba el rostro con una mano. 

-No -segundos de silencio- ¿no me hablarás de tu novia? -no pude evitar dibujar una sonrisita. 

-¿Cuál novia? No tengo novia. 

-A mí no me pareció ver eso cuando So-Min te abrazaba y te sostenía el brazo cómodamente. 

-¿Celosa? -ahora era él con la sonrisa pícara en su rostro. ¡Ja! ¿Celosa yo? ¿De ella? Nunca, no tengo razones para estarlo. 

-Eso quisieras -le refuté- pero en serio, si no es tu novia ¿qué son? 

-¿Interesada? -lo miré seriamente, ya no era juego mi pregunta. Él entendió al instante- está bien, en serio… ella… ella y yo tenemos una relación "complicada", o al menos para mí lo es. 

     Sus palabras sonaban melancólicas, incluso su mirada, sonrisa y expresión general apuntaban a ello. 

-Nos conocemos desde pequeños, crecimos juntos prácticamente y desde entonces éramos los mejores amigos. Sin embargo, en la medida que íbamos creciendo yo la empecé a ver con otros ojos: me gustaba y mucho, nunca se lo confesé. Un día reuní el valor para contárselo con la esperanza de ser correspondido, pero ella me dijo primero que se iría a Estados Unidos a estudiar en la universidad cuando finalizara el colegio (nos quedaba muy poco en ese momento). Sentí que destrozó mi corazón sin siquiera haberle confesado nada, aquello para mí fue mucho peor -mantenía su mirada en  la carretera y vi que sus manos entrelazadas se tensaron- al llegar a Estados Unidos, recuerdo que el primer mes hablábamos a menudo pero con el transcurso del tiempo nuestra comunicación fue menguando y nos empezamos a distanciar: ella se congregó en otra iglesia, hizo otro tipo de amistades y compañía, y a mí me escribía eventualmente para saber cómo estaba, aún así yo sentía que nuestra relación tan cercana simplemente se quebró y nada volvería a ser igual que antes. Con el tiempo mis heridas sanaron y logré olvidarla… me refiero ese sentimiento de atracción que sentía hacia ella. 

-Entiendo, fue como tu "amor platónico", esos nunca se olvidan, aunque yo nunca tuve uno en realidad -quedé pensativa- y por todo lo que me cuentas ¿es el motivo por el que quizás te sentiste incómodo con ella? 

-¿Se notó mucho? -arrugó la nariz de una forma muy divertida, yo asentí con una sonrisa de resignación- más allá de la incomodidad que pueda sentir, es el hecho de que ella volvió sin decirme nada y además pretende que todo siga igual que antes, cuando no es así. Hay una fractura que ella debe arreglar, y obvio estoy dispuesto a ayudarla. 

-Desde luego, como hermanos nos debemos levantar, no hundirnos más. Y por otro lado…  ¿aún sientes algo por ella? 

-Estás muy curiosa con saber mi estado sentimental -de nuevo su típica sonrisa pícara y traviesa ante este tipo de comentarios. Yo simplemente me crucé de brazos y negué con la cabeza en señal de que no había remedio… este hombre a veces era un "Ye Jun cristiano"- está bien, no te molestes, solo era una pequeña broma. Es divertido hacerte enojar de vez en cuando -me revolvió el cabello amistosamente, yo quité sus manos y me arreglé de nuevo como pude- en relación a mis sentimientos por So-Min, no, eso fue cosa del pasado, ahora sólo la miro como hermana en Cristo. Y para tu información, soy soltero y sin compromiso… en espera de que Dios envíe mi ayuda idónea. 

El Diario de Alicia MelgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora