Me dedicó una sonrisa suave, pura, genuina y una mirada con un brillo especial en sus ojos. Quedé sorprendida con la exactitud que dijo esos versículos, ¡qué don tan precioso!, yo apenas y puedo recordar mi nombre.
Debo admitir que estos cortos días que he compartido con él, hemos tenido una cercanía muy especial aunque apenas nos estábamos conociendo; es extraño decirlo pero, era como alguna clase de "conexión". Quizás el hecho de que fuéramos hermanos en Cristo, o puede que algo más que aun no logro descifrar… no lo sé, supongo que con el tiempo lo iré descubriendo.
-Eres impresionante: cantas, tocas la guitarra, eres empresario, y te sabes de memoria la Biblia -lo miré sorprendida con una sonrisa- ¿Qué más sabes hacer?
Él no pudo evitar soltar una carcajada por mi comentario.
-Tengo dotes de predicador también, solo que aun no lo sabes porque no me has escuchado.
-Con el Salmo 1 me quedó más que claro. Modestia aparte ¿siempre has sido así?
-¿A qué te refieres? -levantó una ceja sin entender mi pregunta.
-Engreído.
-Vaya sí, esa palabra me la han dicho en muchas ocasiones ¿aparento serlo?
Me encogí de hombros, no sabía qué decirle porque honestamente a veces decía unos comentarios con cierto aire de autosuficiencia.
-Quizás, no lo sé. Al menos en una primera impresión es muy probable.
-Lo siento, la vida me ha hecho ser así… tendré que mejorar ese aspecto.
Al llegar a nuestro lugar de destino, se estacionó frente al edificio donde estaba viviendo, me dedicó una gran sonrisa posando su antebrazo izquierdo en el volante del auto e inclinando ligeramente su cuerpo hacia mí. He de confesar que al verlo de esa forma se veía extremadamente guapo, sacudí mentalmente mis pensamientos. ¿Atractivo era?: sí; ¿quería desarrollar algún tipo de sentimiento amoroso hacia él?: no.
-Que tengas una linda noche, Alice. Ha sido un gusto acompañarte el día de hoy, si necesitas algo en cualquier momento me pegas un grito y ahí estaré. Y si tienes problemas con tu nuevo compañero de trabajo también lo puedes hacer y ahí estaré.
Agradecí su atención y me despedí de él con un beso en la mejilla. Me percaté que quedó algo sorprendido por mi accionar, pero me correspondió con una sonrisa.
Mientras caminaba hasta el ascensor, golpeé ligeramente mi frente con la mano: ¡que tonta soy! ¿Cómo se me ocurre despedirme de él así? Los coreanos no están acostumbrados a ese tipo de saludo, lo puede malinterpretar. Confieso que me sentí una tonta avergonzada.
Al llegar a casa saludé a Sun Hee que estaba en el sofá viendo televisión mientras se aplicaba una mascarilla en su pulcro rostro. Luego me fui derecho a la ducha para bañarme y después ponerme pijama. Cené, conversé un rato con Sun Hee y luego me fui a dormir, no sin antes hablar con mi mamá y también hacerle una llamada veloz a Emily y Natalia, solo que con este último personaje no fue una llamada tan "veloz" como pensé.
-Te digo, ese chico tiene interés en ti, tu mamá tiene razón -me recalcó cuando la puse al día con todos los pormenores desde mi llegada- y es obvio que el otro mundano también. Nada más que se fulminaran con la mirada cuando se encontraron, ¡Pff! Eso lo dice todo, Alice.
No quería pensar nada de ellos, a diferencia de mi mamá y ahora Naty. Y el motivo es obvio: se podrán fulminar todo lo que quieran con las miradas, pero no estoy interesada en ninguno, me da lo mismo. Y no sigo contando todo lo que conversé con ella porque era como repetir la conversación que tuve con mamá.
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El Diario de Alicia Melgar
RomanceAlicia es una chica cristiana en la flor de la vida: recién casada, recién graduada, recién mudada de casa para formar un nuevo hogar con quien ella sabe es el amor de su vida, pues Dios mismo le concede ese anhelo. Su hombre para ella era el ser má...