LOS CONSEJOS DE UN AMIGO

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Permaneció callado, en silencio, digiriendo lo que yo trataba de explicar. Repentinamente, él rompe ese silencio traduciendo lo más explícitamente posible aquellas palabras que salieron de mi boca pero que claramente no era yo, sino el mismo Espíritu Santo obrando por medio de mí. Para que él pudiera entender un poco lo sucedido, tuve que explicarle algo muy básico y fue lo acontecido en Hechos 2 que, por lo visto, sucedió algo similar con nosotros con la excepción de que no fue a una multitud, sino a una persona en particular: Ye Jun. Dicho sea de paso que aclarar Hechos 2 implicaba también exponer el plan de salvación a su vida, una vez más.

     Él se quedó con lo que yo le decía y aparentemente estaba muy interesado, para mi sorpresa. Al llegar a mi edificio, se detuvo frente a él dedicándome la más tiernas de las sonrisas, una genuina y transparente. Sentí algo distinto en él ¿será que Dios empezaba hacer algo en su corazón, sinceramente? Sólo el tiempo lo dirá.

-Gracias Alice, por esta noche. A decir verdad me siento algo extraño, siempre en año nuevo me iba a un club o bar a salir con amigos de fiesta y beber hasta el día siguiente, pero después de hoy, creo que no volveré a ver la vida de la misma manera. Es increíble como en las cosas más sencillas de la vida se puede tener una vida plena y feliz, eso me enseñaste hoy. Gracias.

-No tienes que agradecerme a mí, Ye Jun. Yo no hice absolutamente nada, fue Dios.

-Lo sé, siento que aún tengo mucho que aprender y asimilar después de esta noche. Por otro lado -me observó pícaramente y yo me sobresalté un poco ante su cambio repentino de expresión- tampoco sabía que cantabas. La vez que fuimos al karaoke no lo hiciste, pensamos que tenías la peor voz del mundo y para cuidar nuestros oídos decidiste no cantar. 

-Hay muchas cosas que no conoces de mí, caballero -esbocé una sonrisa cómplice- en cuanto a eso, ya sabes que canto y que mi voz es selecta a cierto tipo de música. Sólo le canto a Dios, nada más.

-Ya me di cuenta de eso. Me sorprende lo hermosa que eres por completo, hasta tu voz es preciosa. Tienes la capacidad de atraer a cualquier hombre ¿lo sabías?

-No, nunca es mi intención lograr eso en los hombres honestamente.

-Pero lo haces sin darte cuenta, créeme. MinJoon llegó a caer y yo también y…. -pareció dudar un momento en decir lo que sigue, pero terminó admitiéndolo- y si me descuido, mi hermano podría ir por el mismo camino.

     No sé por qué razón, pero me torcí de la risa. ¿Gustarle a Hyun Kwan? ¿en serio? quizás, pero era poco probable que se fije en una plebeya como yo.

-Disculpa, pero eso parece un imposible. Tu hermano tiene un abanico de mujeres que puede escoger para hacer su vida ¿y se va a fijar en una simple y sencilla cristiana como yo? lo dudo. Es un hombre de negocios, seguramente anda en búsqueda de una mujer con las mismas características, yo soy por lejos una de ellas.

-No lo conoces, Alice -dudaba y mucho.

-Tranquilo, no pasará nada de lo que tu cabeza esté imaginando. Por otro lado, medita en lo que sucedió hoy, busca la paz y síguela, Ye Jun. Deja de ser tan testarudo y, más allá de que me escuches a mí o tu hermano o a quien sea, escucha al Padre del cielo que te está extendiendo su mano para que vayas a Él.

     Asintió sonriendo y transmitiendo tranquilidad y serenidad. Lo podía sentir… estaba a un paso de aceptar al Señor, sólo quedaba muy poco para que terminara de rendir su vida a los pies de Cristo y, de una manera que no puedo explicar tampoco, sentía un gran gozo en mi corazón.

     Ye Jun se inclinó suavemente y depositó un beso en mis mejillas deseándome unas “buenas noches”, dejándome perpleja y colorada por lo repentino de su acercamiento. Él rió divertido pero sin ninguna mala intención.

El Diario de Alicia MelgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora