COMO EL CIERVO BRAMA POR LAS AGUAS. PARTE 2

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Nuestros rostros se encontraron de forma fortuita, quizás Ye Jun lo esperaba o tal vez yo lo deseaba, no lo sé. Sus hermosos ojos cafés se posaron en los míos dorados y ese mismo instante para mí fue como si el tiempo se hubiese detenido sólo para los dos. Mi corazón empezó a palpitar con mucha rapidez casi desbocado como si corriera en una maratón. No entendía qué sucedía conmigo, en esa situación entendí que no me conocía ni un poco, estaba confundida; pero de algo estoy segura ahora: lo que me pasa con Ye Jun es un sentimiento totalmente diferente al que siento con MinJoon. ¿Qué es y por qué? Me tocará descubrirlo. 

     Ye Jun me observaba detenidamente dedicándome la más dulce de las sonrisas, y creo que ésta ha sido la única sincera y tierna que me haya mostrado hasta ahora. 

-Eres la mujer más hermosa que haya conocido en mi vida -una de sus manos se posó en mi cabello colocando un mechón detrás de mi oreja, dejándome sin respiración- reconozco que caí en las redes de tus ojos… son los más preciosos y únicos que jamás he visto ni veré, de eso puedo estar seguro. 

     ¿Qué puedo decir a eso? Quedé sin palabras, sentía que era una "mantequilla" entre sus brazos y sus palabras. Y esas palabras que cualquiera diría que podría ser dichas por un típico hombre casanova, usadas para enamorar a las mujeres y llevarlas a la cama, yo no las sentí con esa intención; eran genuinas, sinceras, salían de un corazón que, al menos en ese momento, no era malicioso. 

-Tienes razón en no querer fijarte en un mujeriego borracho como yo -reconoció negando con la cabeza- pero desde que entraste a mi vida, siento la necesidad de cambiar, conocerte más, adentrarme más a tu vida, ver el mundo como tú lo haces. Sé que no te merezco, es evidente que eres una mujer extraordinaria, pero justamente esa mirada llena de paz que irradias en tu caminar todos los días me intriga a sobremanera. Tengo la necesidad de… ni sé cómo explicarlo porque es algo extraño de decirlo pero… es una necesidad imperiosa de tener esa paz que tú tienes. 

-Si en verdad quieres cambiar, si en verdad quieres lograr algo… aquí -lo miré con obviedad y la situación que nos rodeaba al estar uno encima del otro- tiene que ser porque de corazón lo anhelas y no por un mero capricho de querer usarme y luego desecharme. 

     Fui directa, tratando de no dejarme apabullar por sus melosas palabras y cercanía, procurando recuperar la compostura. 

-Tienes todos los motivos para pensar así de mí, pero lo digo en serio, Alice, no quiero hacer eso -en ese instante su mirada se tornó triste, vacía, sin emoción- Necesito estabilidad en mi vida, no quiero seguir viviendo así. Sí, quizás podría decir que ser un mujeriego, tomar e ir a fiestas ha sido una forma de desahogarme y no pensar en la clase de vida que llevo en casa, o en lo solitario que me siento. Sin embargo -ahora me miró con un brillo en sus ojos- desde que llegaste siento que todo cambió, que encontré algo de sentido a mi aburrida y desordenada vida, que encontré a alguien que podía llenarla con sus más tiernas miradas y exquisitas sonrisas. 

-Ye Jun, yo… 

     Me silenció poniendo su dedo en mis labios, me estremecí tan solo sentir el toque de su piel.

-No quiero escucharlo. Yo lucharé para que realmente consigamos "algo aquí" -hizo alusión a la situación en la que estábamos, así como lo había hecho yo hace un instante- ya sabes quien soy en realidad ¿cierto? -asentí en silencio- no quiero que me veas de una forma diferente solo por mi posición dentro de la empresa. 

-No pienso hacerlo, ya tuve esa conversación con Sun Hee. 

-Sí, mi hermano me dijo que ella también estuvo allí ayer -soltó un suspiro- es una leal mujer, yo solo le he dado puros problemas. 

El Diario de Alicia MelgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora