REENCUENTRO

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Estuvimos horas en ese vuelo hasta que llegamos a destino. He de decir que Francia era un país hermoso, exquisito y sobre todo romántico en exceso, se podía respirar amor en el ambiente (quizás eran ideas mías), puede ser también por eso que Ye Jun se opuso tanto a este viaje… que Hyun Kwan y yo viajaramos a uno de los países considerados más románticos del mundo, para nada le hacía gracia. 

     No voy a relatar todo lo que pasó día a día en este viaje, solo comentar que casi inmediatamente después de nosotros pisar Francia, descansamos lo justo y necesario para luego al día siguiente tener nuestra reunión con el cliente y hacer la labor por la cual estábamos allí, demorando todo el día ya que se hicieron varias pausas y preguntas en la medida que iba avanzando la exposición donde tanto Hyun Kwan como yo participamos. Era impresionante el dominio que tenía del tema y cuanta elocuencia había en sus palabras, impregnadas de profesionalismo pero a la vez de un magnetismo que a cualquiera podía convencer; era evidente su soltura en la oratoria. 

     Nos fue excesivamente bien, el cliente estaba muy contento con el proyecto y de la manera en que se desarrolló. Luego de nuestra exposición ellos tendrían su reunión para deliberar si firmarían contrato con nosotros o no el cual anunciarán al día siguiente. 

     Retornamos a nuestros aposentos agotados. Natalia hizo un excelente trabajo en la interpretación de toda esa reunión traduciendo del francés al coreano y viceversa, a veces traducía al español cuando no encontraba las palabras exactas para traducirlas pero fueron pocas. Era impresionante cuánto aprendió a dominar el coreano en tan corto tiempo, era demasiado inteligente. 

     Al día siguiente cabe mencionar que este cliente aceptó la propuesta y decidieron firmar el contrato por los próximos cinco años. Todos estábamos emocionados por haber logrado tan anhelado reto, quedándonos con la satisfacción de que el esfuerzo valió absolutamente la pena. Almorzamos con el cliente, dejando cerrado la firma del contrato y después de aquello nosotros nos fuimos a celebrar. 

     Al finalizar, Hyun Kwan me dijo que quería invitarme sólo a mí a cenar en la noche, una forma de dejar por concluido este largo pero satisfactorio proyecto y celebrar nuestro arduo trabajo en equipo, además de hablar de lo que se viene por delante para mí. Obvio acepté pues aquello me dejaba algo intrigada, con el proyecto terminado era muy probable que él tendría que enviar a alguien a Francia y ya estaba en conocimiento que no estaba en mis planes. 

     Esa noche me arreglé vistiendo un vestido vino tinto casual que llegaba a la altura de mis rodillas muy lindo, nuevamente gracias al buen gusto de Sun Hee. Hyun Kwan vistió elegante imponiendo su presencia con cada paso que daba. Me llevó a un restaurante con un mirador de la ciudad muy hermoso con un toque muy romántico y, honestamente para ser una reunión que se supone era estrictamente laboral aquello se salía completamente del tono de mencionado encuentro. No estaba incómoda (esa etapa digamos que ya la pasé de largo con él) , pero si me sentía extraña. 

-Antes que digas algo o te quejes al respecto -se adelantó a decirme mientras me conducía cortésmente del brazo que yo sostenía entre mi mano, dirigiéndonos a una mesa reservada con una vista nocturna espectacular de la ciudad- no quiero que te hagas ideas que no son, más conociendo mis sentimientos por ti -extendió la silla muy cabellerosamente para que me sentara y luego se ubicó él frente a mí. 

-Admito que lo pensé. 

-No lo hagas, por favor. 

     Se detuvo para ahora dirigir su mirada a la mesera que nos atendería esa noche. Pidió unas bebidas y una entrada antes de que decidieramos el plato fuerte, de ser así supuse que sería una larga noche. 

-Gracias, Alice por todo el apoyo, compromiso y dedicación que has entregado a la empresa y especialmente a este proyecto. No me equivoqué cuando pensé en ti y decidí que estuvieras al frente de este gran desafío. Eres una persona que vale mucho y, como comprenderás, no vamos a querer perderte. 

El Diario de Alicia MelgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora