Continué mi jornada laboral por lo que restaba de tiempo pues dentro de poco tendría que ir a las clases de idiomas. Suki se me acercó repentinamente, sentándose en la antigua silla de Ye Jun y mirándome fijamente con una sonrisa un tanto "cómplice".
-¿Qué?
-¿Qué le hiciste a Ye Jun para que estuviera tan enojado? ¿Están saliendo?
-¡¿Qué?! ¡No! -exclamé un tanto escandalizada por su pregunta.
-Entonces ¿por qué te estaba reclamando que te viste con alguien? ¿Era un chico guapo?
-¡Mi-Suk!
-Está bien, calma, no es para que te exaltes así -reía divertida. Estaba muy curiosa con la escena que presenció pero también se estaba haciendo una película en su cabeza que no venía al caso.
-Ye Jun es un atosigador, por eso se comporta así.
-Es increíble... de verdad le gustas mucho para que actúe así. Nunca lo había visto tan involucrado con una chica como lo está contigo.
No sé por qué su comentario ocasionó que mi corazón se acelerara por un instante, pero así como apareció, lo frené en seco.
Decidí no emitir ninguna respuesta ante aquella ahora indudable verdad, podría hundirme más y terminar confesando lo que sentía por él. ¡Rayos! ¿por qué tuve que desarrollar sentimientos por él? Es verdad y es cierto: engañoso es el corazón, más que todas las cosas.
Pasado el rato, di por concluida mi jornada y me fui corriendo para mi clase de idiomas. Estaba sobre la hora así que debía volar del edificio si quería llegar a tiempo a las clases.
Sin embargo, mi fructuoso trabajo para llegar a la hora se vio afectado por un encuentro que aún hoy quiero borrar de mis recuerdos.
Una vez el ascensor se abre para adentrarme y poder bajar, me encontré cara a cara con la irritante de Seoyun. Ambas nos lanzamos chispas por los ojos y no me quedó más alternativa que subirme, iba contra el tiempo y bajar las escaleras me quitaría valiosos segundos.
-Así que, por lo visto también trabajas aquí. Que desagradable sorpresa -soltó con mucho desprecio y eso provocaba que mi sangre hirviera a borbotones. Controlate, Alice, recuerda: ama a tus enemigos (¡que trabajo tan difícil!).
-No puedo decir menos -una vez más muerdo mi lengua. Si contara las veces que he "mordido mi lengua" en la vida y, si literalmente fuera así, ya a estas alturas de la vida no tendría lengua.
-¿Quién eres y por qué estabas en el departamento de Ye Jun? -no giré mi cabeza para observarla y no tenía necesidad porque sentía cómo su mirada me mataba.
-Soy una simple empleada y pensé que Ye Jun ya te lo habría contado.
-Me ignoró totalmente por tu culpa así que exijo respuesta.
-Pregúntale a él, no tengo que darle explicaciones a nadie.
Con molestia, Seoyun me toma del hombro y me gira bruscamente para mirarme con enojo, justo en ese momento las puertas del ascensor se abren.
-Escúchame bien, niñita. No me interesa saber quién eres o qué buscas, solo aléjate de Ye Jun, es mío.
-Dícelo a él.
Solté su agarre con rudeza y salí de allí asqueada. Sólo respirar el mismo aire que ella me enfermaba. Dios, perdóname, pero de verdad es muy difícil tener que soportarla; supongo es otra prueba más que debo afrontar.
Al terminar mis clases, me disponía a ir derecho a la casa, revisé mi celular en caso de haber recibido algún mensaje o llamado de Ye Jun pero no había nada.
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El Diario de Alicia Melgar
RomanceAlicia es una chica cristiana en la flor de la vida: recién casada, recién graduada, recién mudada de casa para formar un nuevo hogar con quien ella sabe es el amor de su vida, pues Dios mismo le concede ese anhelo. Su hombre para ella era el ser má...