Era agradable conversar con hermanos en la fe y que estuvieran pendientes de mí en este país que era completamente diferente. Tengo que reconocer que MinJoon ha sido una excelente persona conmigo, al igual que el resto de los hermanos pese a haberlos conocido hace un par de días.
-Hola Alice, no me resistí y preferí llamarte ¿Cómo estuvo tu primer día de trabajo?
-Intenso -exhalé un suspiro- pero bien dentro de todo.
-Ese suspiro explica lo "intenso" del trabajo -lo dijo bromeando.
-Es que no puedo ni contar lo intenso y extraño que fue también.
-Te puedes desahogar.
-¿Puedo hacer una pregunta sin que te ofendas? Me refiero a ti como coreano -andaba dudosa en hacer la pregunta que rondaba mi cabeza.
-Podemos ser algo extraños para los occidentales en alguna cosas -se adelantó él, parece que ya le habían hecho la pregunta- así como para nosotros los occidentales, temas culturales creo.
-Así que ya sabías por dónde iba mi pregunta -no pude evitar esbozar una ligera sonrisa.
-No es primera vez que me la hacen -parecía decirlo con cierto "orgullo"- ¿algo particular sucedió para que me hicieras esa pregunta? Por algo lo pensaste.
-Un compañero de trabajo… no, mejor cambiemos de tema, ya no quiero hablar del trabajo -preferí no seguir, solo recordarlo hacía sacar lo "peor" de mí.
-Así que ¿un compañero de trabajo, eh? -fue un tono de voz algo extraño, era entre burlón y ¿enojado?. No sabría explicarlo, ¿quizás como si sintiera alguna especie de molestia? no lo sé- ¿te molestó por ser extranjera?
-No esa clase de molestia en realidad…
-¿Qué harás mañana después del trabajo? -soltó interrumpiendo lo que iba a decir, es como si no hubiese querido saber más del tema, me lo cambió radicalmente.
-Tengo clases de coreano.
-Ya veo, entonces será complicado que puedas asistir a los cultos en la semana ¿cierto? -parecía haber un dejo de ¿decepción, quizás?
-Si podré asistir, el pastor me comentó que los días de semana se reúnen a partir de las ocho. Mis clases son hasta las siete así que tengo tiempo para llegar al culto.
-Que bien, en ese caso si quieres te puedo pasar buscando a tu trabajo y te espero a que salgas de tus clases. Nos podemos ir juntos al culto y así vas acostumbrándote a la ruta -parecía muy animado por la idea- envíame la dirección de tu trabajo y yo llego hasta allá, debo pasar a comprar algo así que en el camino lo puedo hacer.
Quedé en silencio un momento por su ofrecimiento, estaba analizando su propuesta. Sí, lo sé, soy muy analítica a veces suelo tratar de estudiar a las personas y en ocasiones puedo sentir sus intenciones, podríamos llamarlo “intuición” un don que considero Dios puso de forma especial a las mujeres para apercibirnos de ciertas situaciones. Me sucedió con Aaron como recordarán, y al pensar en ello fue inevitable que se me viniera a la mente mi esposo: ese hombre seductor, varonil, protector y que sólo tenía ojos para mí. Mis ojos se empañaron inmediatamente y en cuestión de segundos se deslizaron un par de lágrimas, al darme cuenta las sequé rápidamente con mis manos.
-¿Estás allí o ya te hice dormir con tanta charla? -preguntó con un tono divertido, al ver que demoraba en responder- tranquila, si no te sientes cómoda lo puedo entender, no me conoces y estás en tu dere…
-Sí, ven por mí y nos vamos juntos -lo interrumpí al darme cuenta de mi propio silencio, no quería que me mal entendiera- es cierto que no nos conocemos pero somos uno en Cristo y creo que es razón suficiente. Y es lindo ver que en cualquier parte del mundo donde podamos estar, los hermanos nos traten como si nos conocieran desde siempre, y eso es algo que sólo Dios puede hacer en nosotros.
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El Diario de Alicia Melgar
RomanceAlicia es una chica cristiana en la flor de la vida: recién casada, recién graduada, recién mudada de casa para formar un nuevo hogar con quien ella sabe es el amor de su vida, pues Dios mismo le concede ese anhelo. Su hombre para ella era el ser má...