18. Culpa

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Brooke Grey

El sonido de gente en la calle logra despertarme y hago una mueca.

Odio que me despierten.

Pero al abrir los ojos se me quitan las ganas de seguir durmiendo.

Toda la ropa de mi disfraz de ángel del día anterior está desparramada por el suelo de la habitación de Chad.

Miro debajo de la sábana asustada. Justo lo que yo esperaba, lo que significa que todo lo de anoche no fue ningún sueño.

Me giro para confirmarlo. A mi lado Chad está tumbado boca abajo con el pelo revuelto y cubierto con la sábana hasta las caderas dejando a la vista su trabajada espalda.

No sé porqué pero una pequeña sonrisa se puso en mi cara. Todo sentimiento de culpa que creía que iba a sentir no estaba.

No me arrepentía de lo que había pasado porque Chad y yo nos lo habíamos pasado tan bien anoche que era difícil arrepentirse. Y verlo durmiendo tan plácidamente a mi lado me transmitía paz.

Tal vez nunca fue un error.

Le echo un vistazo a mi teléfono. Son las ocho y media de la mañana. ¿Quién me manda a despertarme tan temprano?

No podía volverme a dormir y tampoco pensaba despertar a Chad, seguro que despertaba con una buena resaca.

Me levanto de la cama y empiezo a recoger la ropa del suelo. Me coloco la ropa interior e intentando no hacer mucho ruido busco una camiseta lo suficientemente grande de Chad para que me sirva como vestido para bajar a desayunar.

Todos se iban a enterar tarde o temprano. No era ningún secreto lo que había ocurrido. Además todos parecían saber que iba a pasar mucho antes que yo. Y no sabía si eso me aliviaba o no. Tampoco iba a pensar sobre eso ahora.

Quito el seguro de la puerta y la abro mientras oigo a Chad revolviéndose entre las sábanas, le dedico una última sonrisa y bajo a la cocina.

No esperaba encontrarme a nadie despierto tan temprano pero allí en la cocina estaba Ethan Nilsson, bebiendo de su taza de café.

— Buenos días— murmuro con mi voz de recién despertada llamando la atención del pelinegro.

Él me mira y el gesto en su cara deja ver que no me esperaba allí y mucho menos con la ropa de Chad.

— Lo ha conseguido ¿No es así?— dice con una pequeña risa.

Yo ruedo los ojos y cojo una manzana del bol de la fruta para desayunar.

— Ha luchado para conseguirlo ¿No crees?— digo restándole importancia antes de darle un mordisco a la manzana roja.

— Pensé que se había rendido— dice Ethan volviendo su mirada a la ventana de la cocina.

— Bueno, pues aquí estoy lo que significa que no lo ha hecho ¿No crees?— digo con un bostezo apoyándome en la encimera de la cocina.— Tampoco es como si hubiese conseguido nada especial.

Él vuelve a mirarme.

— Oh no, no me refería a eso— dice con una sonrisa de lado.

— ¿A qué te referías?— pregunto adormilada dándole otro mordisco a la manzana.

— Quería decir que él tenía puntos suficientes para ganarme, no tenía por qué ir a por ti.— dice despreocupado.

— ¿Cómo?— pregunto con un gesto de confusión.

Él vuelve a mirarme y parpadea con lentitud como dándose cuenta de que había algo que no debería haber dicho.

— No... Te ha dicho nada— murmura mirándome fijamente.

Variante A [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora