Brooke Grey
— Es sábado. Llevas toda la semana estudiando, date un respiro— la voz de Scarlett sonaba en el altavoz de mi teléfono.
— Llamaba para preguntarte una duda.
— No voy a poder responderla. ¡Porque estoy disfrutando de mi sábado! ¡Como tú deberías hacer!
— Cuando quieres eres una plasta.
— ¡Oye!
Alguien llama a mi puerta y yo suspiro, se acercaba la hora de comer por lo que podría ser cualquiera de la fraternidad avisándome de la comida.
— Te quiero adiós— me despido de Scarlett antes de colgar la llamada y contesto a la puerta.
Pero cuando abro la puerta suelto un suspiro.
— Te odio mucho— digo en forma de saludo a Chad.
Pero cómo podía saludarle de otra manera si parecía bajado del mismo cielo. Su pelo estaba colocado a la perfección y estaba allí mirándome con una sonrisa perfecta y sus ojos castaños destinados a acabar conmigo.
— Yo también me alegro de verte.
Le dejo pasar a mi habitación mientras recojo el estropicio que mi semana estudiando había dejado en mi habitación.
— ¿Estás... Estudiando?— pregunta cuando se sienta en mi cama.
— Sí, o al menos eso intento pero no puedo más— digo tirando unos papeles a la basura.
Sigo dando vueltas por mi habitación nerviosa, arreglando cosas, pensando en los exámenes y en lo mucho que tengo que estudiar, agobiada.
— Para un segundo— dice y yo no le hago caso mientras sigo recogiendo de un lado a otro por la habitación.
Antes de que pueda ignorarle otra vez me agarra el brazo y tira de él dejándome caer sobre su regazo.
— Mírame y por favor relájate— dice recogiendo mis manos entre las suyas.
Yo vuelvo a encontrarme con sus ojos castaños que me miran con gracia y respiro hondo.
— ¿Por qué no te das un respiro?
— No tengo tiempo de eso.
Él niega con la cabeza y pasa un mechón de mi pelo detrás de mi oreja rozando mi mejilla con su pulgar.
— Es casi la hora de comer, llevas toda la semana estudiando, te quedan aún dos semanas y necesitas descansar— dice manteniendo su mano en mi mejilla para que no separe mi mirada de la suya.
— Tienes razón— susurro y él asiente.
— Tengo una idea, hace un día precioso fuera, ponte uno de esos vestidos que te compraste la semana pasada y te invito a comer— dice acariciando mi piel y yo no era capaz de decir que no a eso.
— Bien— digo y él sonríe con dulzura.
(...)
Salgo de mi habitación hacia el pasillo dónde él me esperaba con las manos metidas en los bolsillos y lleno de paciencia.
— ¿Cómo estoy?— pregunto.
Él me dedica una acaramelada mirada de pies a cabeza mientras una sonrisa se extiende en mi cara.
— Estás perfecta— responde y sin decir nada más me toma la mano y deja un dulce beso sobre mis nudillos.
— Chad el encantador— digo en broma y él rueda los ojos.
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Variante A [#2]
Fiksi Remaja"Lo curioso de la genética es como evoluciona con el tiempo. Desde hace poco se habla de una especie de mutación o variante a la que nombraron con la letra A, porque ¿Cómo no podía formar el amor parte de nosotros?" Después de un año en el internado...