21. Pájaros despistados

286 22 2
                                    

Dave Ness

— Dos de palomitas, tres refrescos, uno de naranja y dos de limón, un perrito caliente y...— enumero todo lo que me habían pedido al chico que se encargaba de vender en el partido de Hockey — Oh mierda, ¿Qué era?— me murmuro a mí mismo viendo como el chico me mira elevando una ceja impaciente.

— Y una botella de agua pequeña para Ava— dice Ethan apareciendo mágicamente a mi lado para mi salvación.

— Gracias— digo con un suspiro — Ni siendo un pulpo podría llevarlo todo.

— Es el descanso y sabía que se te olvidaría algo— dice rodando los ojos con su típica arrogancia a la que yo ya estaba acostumbrado, al final era uno de mis mejores amigos.

— Ethan no me engañas— digo elevando una ceja hacia él interrogante.

Él me mira de reojo y suelta un bufido. Lo había pillado mintiendo.

— Me habían dejado sólo con Edel— dice haciendo una mueca y el solo mencionar el nombre del chico del pelo claro me hizo cambiar el semblante.

— Oh... ¿Y qué pasa? ¿Pasa algo? ¿Te cae mal?— pregunto intentando sonar lo menos nervioso posible.

Él se encoge de hombros.

— ¿Sabías que es...?— pregunta recogiendo las bebidas que nos prepara el chico.

No sabía por qué pero sabía a dónde quería Ethan llegar. Aunque yo le sigo mirando expectante, esperando que siguiese, pero él parecía incómodo de terminar la frase.

— ¿Sabías que le gustan los chicos?— pregunta casi en un susurro, como si no se atreviese a decirlo en alto.

No sé si fue por la manera en la que Ethan dijo eso pero sentí como si un balde de agua fría cayese encima mía y mi corazón se estrujó en mi pecho.

— Oh, n-no, pero me lo imaginaba— respondo.

Él hace una mueca con su labio de disgusto.

— Ah no sé, es que como tú y él sois muy amigos— dice sin si quiera mirarme.

Él nudo en mi garganta era descomunal y el pánico me inundó.

— ¿Qué? No.— digo rotundo — No, no, no, no, no, no, no, no.— repito una y otra vez haciendo que él me mirase curioso.

— ¿Estás bien Dave? Estás pálido— pregunta con confusión.

Yo levanto mis pulgares con nerviosismo queriendo disimular.

— Sí, es que hace mucha calor aquí— respondo mirando alrededor.

Él me pasa un refresco— Bebe, te sentará bien.

Yo le doy un sorbo al refresco.

— El chico me incomoda— dice volviendo a esa mueca de disgusto.

Yo le miro aún intentando no cagarla y mostrar que estoy más nervioso de lo habitual.

— ¿Te incomoda?— pregunto con un hilo de voz — ¿Te incomoda porque... porque le gustan los chicos?

Él abre los ojos como platos y niega con la cabeza rápidamente.

— No. No no no no— me mira alarmado — No quiero que pienses que no lo respeto ni nada parecido.

— Pero sí te incomoda— termino diciendo mientras frunzo el ceño un poco.

Él suspira.

— No es que me incomode...

Variante A [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora