|Reescribiendo| El Pilar de la Nieve ❄️ (KNY X Oc)

Capítulo X

¡Al fin!

Después de tres largas semanas, finalmente Obanai encontró un regalo, en sus palabras, digno para Mitsuri.

—Ssss, ssss —siseó Kaburamaru quién estaba enroscado en mi cuello

—Lo sé, Kaburamaru—una gota de sudor bajo por mi frente.

—Listo —Obanai regresaba con una caja rectangular con un moño rosa—, vayamos a mi residencia a guardar este preciado obsequio.

—De acuerdo, pero Kaburamaru vendrá conmigo.

—Sss —saco la lengua.

—Si es lo que Kaburamaru quiere, entonces, está bien.

Al pasar el pueblo más cercano a las residencias, vi el aura de Mitsuri acercándose:

—Por favor, no te enojes —susurré y empuje a Obanai cerca de unos arbustos.

—¡Fuyuka-chan! —gritó Mitsuri, acercándose para tomarme de los hombros—, me alegra haberte encontrado.

Incliné mi cabeza a un lado en modo de confusión, no sabía por qué me buscaba.

—Um... Fuyuka-chan de casualidad Iguro-san está contigo.

¡Mierda! Olvidé que Kaburamaru todavía sigue enroscado en mi cuello.

—Lo siento, Mitsuri-chan, pero Obanai no está conmigo, yo fui por Kaburamaru porque había un ratón en mi residencia - le mentí, no podía saber nada del regalo.

—¡Oh, entiendo! —ella sonrió con su cara sonrojada—. Bueno, antes de que se me olvidé quiero que Iguro-san y tú vengan hoy a comer a la casa de Rengoku por su cumpleaños.

—No te preocupes, Obanai y yo iremos a la comida.

—¡Muchas gracias, Fuyuka-chan! —me abrazo y se separó luego de unos segundos—, tengo que irme, le dije a Senjuro-kun que le ayudaría a preparar la comida.

Mitsuri se fue corriendo en dirección a la casa Rengoku, cuando se alejó lo suficiente, Obanai salió de entre los arbustos con unas cuantas ramitas enredadas en su cabello.

—No te enojes, Obanai —me acerqué para quitarle las ramitas de su cabello—, pero era eso o que Mitsuri descubriera su regalo.

—Fuyuka, de casualidad no se te ocurrió que podría esconderlo en mi haori.

—Y esperar a que inconscientemente le dijeras sobre el regalo arruinado, la sorpresa —negué con la cabeza—, Kaburamaru y yo sabemos que no le puedes mentir a ella.

Obanai no dijo nada, sabía que decía la verdad.

—Listo —le quité la última ramita de su cabello—, ¿qué te parece si hacemos unos dulces de batatas por el cumpleaños de Kyojuro?

No había necesidad de preguntarle si iba a asistir a la comida en la casa Rengoku, él iría por el simple hecho de que Mitsuri estuviera ahí.

—Me parece bien, pero primero vayamos a mi residencia a guardar el regalo.

—Bien, vamos.

Luego de ir a su residencia a guardar el regalo y de hacer los dulces de batatas, nos dirigimos a la casa Rengoku.

—Bienvenidos Iguro-san y Fuyuka-san —nos recibió Senjuro en la entrada—, por favor pasen —se hizo a un lado para dejarnos pasar—. Mi hermano llegará en un rato más.

Senjuro nos guio a Obanai y a mí hacia el comedor.

—Tomen asiento.

—Senjuro-kun —llamé su atención antes de sentarme—, ¿cómo está tu padre?

—Igual que el año pasado.

—Entiendo.

—Ya quedó la comida Senjuro, Rengoku estará muy feliz por esto —Mitsuri gritó y abrazo a Senjuro.

En el instante en el que Mitsuri había abrazado a Senjuro, vi el aura asesina de Obanai y al estar al lado mío, le pisé el pie.

—Tranquilo, es solo un niño —susurré.

—Iguro-san, Fuyuka-chan vinieron —dejó de abrazar a Senjuro y se acercó a nosotros—, ¿qué es eso? —señaló la caja que tenía Obanai.

—Son dulces de batata —respondí a su pregunta.

—¡Ah, eso es genial!

—Senjuro, ¿estás aquí? —se escuchó la voz de Kyojuro al igual que se asomaba al comedor.

—¡Feliz cumpleaños!

Los cuatro felicitamos a Kyojuro para luego comer sopa de miso, su comida favorita, al igual que los dulces de batata. Aunque, Senjuro, Obanai y yo no comimos la misma cantidad que Kyojuro y Mitsuri, fue una comida agradable, pero no todo dura para siempre.

Aún era temprano para el anochecer, siendo Pilares teníamos otras tareas que atender y para realizarlas eficazmente tenemos que descansar como humanos que somos.

Obanai y Mitsuri ya se habían retirado del lugar, por lo que solo me despedí de Senjuro, ya que Kyojuro quiso acompañarme hasta la salida de la casa.
Cuando me despedí de él y estaba a punto de ir a mi residencia, Kyojuro me tomo de la mano.

—Mmm, ¿sucede algo, Kyojuro? —voltee a verlo.

—Fuyuka... —dijo mi nombre, y se rascó la mejilla con un leve sonrojo.

Al parecer tenía miedo de decirme lo que estaba pensando, al ver eso puse mi mano en su hombro y le sonreí para transmitirle confianza.

—Crees, ¿qué podríamos...?

No termino de hablar, ya que en ese momento apareció su cuervo, avisándole que Oyakata-sama lo requería para una misión.

—Lo siento, Kyojuro. Pero podrías decirme eso después —quité mi mano de su hombro y me alejé de él—, no quiero que hagas esperar a Oyakata-sama.

—No te disculpes, no era tan importante —dijo sin su habitual sonrisa, lo cual me preocupo y antes de hacer algo sonrió de nuevo—. Después de todo tienes razón Fuyuka, no debería de hacer esperar a Oyakata-sama. Nos vemos.

Kyojuro se fue a la Sede de cazadores de demonios, aunque quedé un poco preocupada por él, no quisiera ser un inconveniente para Oyakata-sama, y continúe mi camino hacia mi residencia.

Cuando llegué, antes de ir a descansar, fui al invernadero que tenía y tomar con cuidado al brezo blanco, para hacer cinco amuletos de protección, los cuales son una bolsita de tela con los pétalos del brezo blanco; el cual significa protección.

Miro a mi alrededor para asegurarme de que nadie me vea, dejando el amuleto debajo de la puerta y me apresuro a ir a la finca Mariposa.

—¡Buenas noches, Fuyuka-san! —saludo amablemente Tanjiro— ¿Qué la trae por aquí?

—Vine por Masaru y también a entregarles unos amuletos de protección a ustedes cuatro.

—Masaru-san aún no ha regresado de su misión y a las cuatro personas que te refieres son Zenitsu, Inosuke... —pensó un rato y continuo—, Kanao y yo.

Negué con la cabeza.

—A Kanao ya le di su amuleto, me refiero a Nezuko, tu hermana.

Cuándo mencione a su hermana, Tanjiro sonrió feliz, probablemente porque alguien finalmente veía a Nezuko más como una persona que como un demonio que no comía humanos.

Antes de que pudiera decirme algo, me acerque para tomar su mano derecha, provocando un sonrojo en el chico, para darle cuidadosamente el amuleto.

—Gracias a las plantas los seres humanos han logrado sobrevivir, ya que de ellas se obtiene el oxígeno, los alimentos y medicinas —solté su mano—. Por esas razones creo que el amuleto te protegerá.

—¡Muchas gracias, Fuyuka-san! — agradeció algo apenado.

—Tanjiro, me podrías decir dónde están los demás.

—Supongo que Inosuke debe de estar tomando comida de la cocina y Zenitsu se llevó a Nezuko a caminar a un campo de flores no muy lejos de aquí.

—¡Gracias, Tanjiro! Si ves a Masaru le dices que vaya a mi campo de flores.

Luego de ir a entregarle el amuleto a Inosuke, con quien batalle un poco para dárselo, pero al final comprendió mis intenciones y, a pesar de no ver su rostro por la cabeza de jabalí, su aura mostraba felicidad por el amuleto. Ahora, me dirigía a mi campo de flores.

En eso vi que todas las flores habían florecido y en el cielo la luna se mostraba brillante, al igual que las estrellas a su alrededor, dando una vista impresionante.

¡Ojalá pudiera disfrutar de estas vistas siempre!

Caminé un poco más y vi a Zenitsu sumido en sus pensamientos al mirar fijamente un lirio amarillo, parecía tan concentrado en sus pensamientos que no me atreví a interrumpirlo. Mientras tanto, Nezuko se acercaba a mí.

—Nezuko, te voy a dar este amuleto —le enseñé la misma bolsita que le había dado a Tanjiro e Inosuke, solo con la diferencia de que este estaba atado a un cordón.

La verdad no sabía si Nezuko me entendería y guardaría el amuleto, por eso mismo lo hice como un colgante.

Ante mi sorpresa, Nezuko sí me entendió, levanto su mentón en señal de afirmación y se puso de espaldas frente a mí para que le colocara el amuleto.

—Listo —comenté y Nezuko se volvió a girar para quedar frente a mí, a pesar de no hablar, noté que me estaba sonriendo.

Luego de eso, Nezuko siguió mirando las flores. Al verla, no pude evitar recordar la principal razón por la que cuido este campo de flores...