|Reescribiendo| El Pilar de la Nieve ❄️ (KNY X Oc)

Capítulo XXXIII

Recuerdo que me encontraba en mi habitación leyendo un libro de geografía cerca de la ventana, donde afuera de esta había guardias para evitar que saliera.

En este lugar, ser vigilada por la escultura de hielo todos los días, horas, minutos y segundos, se volvió normal para mí; y la única privacidad que tenía era cuando iba al baño o cuando me cambiaba de ropa.

Tampoco podía hablar con nadie, ni siquiera con mis cuidadoras y los únicos "amigos" que tenía eran dos gorriones que siempre me visitaban, hasta hoy...

—¡Esa es una expresión hermosa! —expresó emocionado el demonio después de haber atrapado a los gorriones y matarlos frente a mis ojos—. Pero puede ser aún más hermoso, ¿no lo crees, Fuyuka? —se acercó a mí.

Inmediatamente, al escuchar mi nombre, supe que estaba enojado conmigo e inconscientemente me fui alejando de él, sin embargo, terminé por chocar con la pared.

—Las alas de los pájaros significan libertad —dijo a la vez que se agachaba a mi altura. «No puede ser, como es posible que me haya escuchado», pensé aterrada—, perece ser que aún tienes el tonto deseo de huir —tomó mis hombros con sus manos y los apretó con fuerza—. Fuyuka, cuando vas a entender que no puedes escapar de mí —sentí como sus largas y afiliadas uñas se enterraban en mis hombros y empezaban a bajar por mis brazos—. ¡Sí, ese es un rostro precioso!

—¡Por favor, basta! —supliqué con lágrimas en los ojos, debido al dolor—. Yo... —sé que me arrepentiré de lo que voy a decir—, ya no tengo ninguna intención de abandonarlo —al haber dicho esas palabras, causó que parará de herir mis brazos.

—¡Oh! Lo comprendiste —sonrió complacido ante mi declaración y acto seguido me abrazó—. Finalmente, entendiste que te necesito a mi lado —se separó de mí y me dio unas palmaditas en mi cabeza—, mientras estés conmigo... me encargaré de hacerte feliz.

Después de eso llamó a dos seguidoras a que curarán mis heridas y me cambiarán de ropa para ir a cenar con él.

—¡Ah, qué envidia le tengo Fuyuka-sama! —susurró una nueva seguidora, a la vez que peinaba mi cabello—. Usted puede ir a ver a nuestro señor todas las veces que quiera y aun así lo hace enojar.

Al oírla, solo pude sentir lástima porque no tenía ni idea de lo que en realidad pasaba en este lugar.

—¡Ima! —le gritó Reiko—. Entiendo que seas nueva, pero eso no te da ningún derecho de hablarle así a la señorita Fuyuka —la regañó.

—Discúlpame Fuyuka-sama, no volveré a hablarle de esa manera —se arrodilló frente a mí.

—No te preocupes, aceptó tus disculpas, Ima-san.

—¡Muchas gracias, Fuyuka-sama! Iré a traerle todos los adornos que nuestro señor ha elegido para usted —me aviso la chica rubia para después salir de la habitación, dejándome a solas con Reiko.

—Reiko-san, ¿dónde está Ai-chan? —le pregunté.

Ai era una chica de cabello negro y ojos azules, ella era cinco años mayor que yo, siendo mi primera porque fue la que eligió Doma para hacerme compañía, ya que era la más cercana a mi edad cuando llegue aquí.

—Probablemente, la verás en la cena de esta noche —me respondió la chica de cabello castaño y ojos rosas.

Mi cuerpo rápidamente se estremeció al escuchar su respuesta.

—Por cierto, señorita, yo creo que debería de dejar de hacer enojar a nuestro señor —comentó compasiva—. Probablemente, solo lo deja pasar porque aún es una niña, pero, ¿qué le pasará cuando sea una adulta?

Solo me quedé callada, no tenía tiempo para analizar su pregunta, mi prioridad ahora era salvar de la muerte a Ai-chan.

Caminé hasta la habitación donde iba a suceder la cena, adentro del cuarto había veinte seguidores y entre ellos Ai-chan, la cual apenas verme corrió a hacia mi dirección.

Quería decirle que se escondiera o que se fuera de aquí, en cambio, lo que hice fue llorar.

Ai no entendía por qué estaba sollozando hasta que Doma llegó y mató a uno por uno a los seguidores, quienes al ver esto comenzaron a gritar y a suplicar por su vida.

A la vez que todo esto sucedía, yo solo tenía que resignarme e ir a mi lugar a comer lo que me habían preparado. Tenía que obligarme a mí misma a comer porque me daba asco y no era porque la comida supiera mal, sino porque al ver tantas veces a Doma devorar a sus seguidores; mi mente terminó por relacionar la comida con partes humanas. 

Al final, la única chica que le faltaba por matar era Ai, quien en vez de llorar le hizo frente y empezó a insultarlo, hasta que Doma se hartó de ella y la lanzó hacia la pared.

—Ai-chan —me levanté de mi sitio y corrí hacia ella.

—Fuyuka —murmuró débilmente—, por favor, podrías cumplir mi único sueño.

—Fu-chan, ¿podrías dejarnos a solas? —me pidió el demonio, a lo cual obedecí, ya que no podía hacer nada para ayudarla.