Capítulo LIII

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Mi mente quedó en blanco al pensar en lo que el rubio de mechones rojos quería hacer

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Mi mente quedó en blanco al pensar en lo que el rubio de mechones rojos quería hacer.

Mi cuerpo se paralizó por completo esperando a que sucediera lo inevitable, por suerte la puerta se abrió y Kyojuro se alejó rápidamente.

—Buenas noches, Fuyuka —me saludo amablemente Shinobu—. ¿Cómo te sientes?

—Pues, creo que mejor a cuando me trataste —dije algo nerviosa.

—Eso lo comprobaré yo —me siguió el juego—. Rengoku-san, podrías por favor salir de la habitación para que pueda revísala —le ordenó.

—Por supuesto —exclamó y salió de la habitación casi corriendo, dejándonos solas.

La chica de ojos amatistas, me examino cuidadosamente para confirmar que todo estuviera en orden. Cuando terminó me preguntó:

—Dime, ¿qué hiciste para no terminar muerta? El veneno que recibió tu cuerpo era demasiado peligroso, cuando verifique la sangre de tu cuerpo me sorprendió ver que tu organismo haya creado la cura por sí solo —me miró con mucho interés—. Uzui tiene una buena resistencia al veneno al igual que Inosuke, pero tengo entendido que tú no tenías esa capacidad.

Analice sus palabras, y recordé los últimos segundos antes de quedarme inconsciente, o más bien lo último que llegue a escuchar.

—Tienes razón, Shibobu, mi cuerpo no es capaz de soportar venenos; sin embargo, con mi respiración puedo evitar que el veneno siga circulando, en otras palabras, un arma de doble filo —le expliqué—. Y que haya generado la cura tampoco es posible porque el demonio que enfrente tenía el conocimiento de ello, así él me salvó —respondí su pregunta con una leve sonrisa—. Sé qué piensas que eso es imposible, pero créeme, yo conozco bien mis habilidades y mis límites.

—Entiendo, no dire más —ella suspiró y se dirigió a la puerta—Deberías descansar, aunque no creo que eso vaya a pasar —susurró.

¡¿Eh? ¿Por qué dijo eso?!

Antes de poder preguntarle a qué se refería, por el umbral de la puerta, vi como la sombra de alguien se acercaba hasta mostrarme a Sanemi frente a mí.

Supongo que no tengo escapatoria, bien, es ahora o nunca.

—¡¿Por —?

Estaba a punto de reclamarle, cuando sentí como sus brazos me rodeaban con fuerza.

En tan solo un instante mi enojo hacia él se disipó y dejé que me abrazara, no quería alejarlo de mí.

—Por favor, perdóname —dijo con voz temblorosa.

—¿Por qué me trataste así? —le cuestioné.

—Porque no quería perder... a la única amiga que me quedaba—aquellas palabras me hicieron sentir desilusionada y en paz—. Cuando los conocí, fui odioso e irrespetuoso, los consideré una molestia para mí —dijo refiriéndose a Kumeno y Kanae—. Después, te conocí... vi que bajo tu aspecto de princesa en un mundo peligroso, eras una chica fuerte, admirable y servicial. Te hice pasar momentos imperdonables y aun así... has seguido a mi lado, ¿por qué? —se apartó un poco de mí y me miró a los ojos.

—Porque tú eras quien sufría más que yo —le contesté recordando que mi maestro pasó por lo mismo antes de morir—. Las palabras que me dijiste te dolieron más a ti porque no me odiabas, pero te viste forzado a hacerlo por no querer perderme —ya has perdido demasiado.

Por primera vez, lo veía frágil, perdido y desorientado.

Mi corazón se sentía desbrozando al verlo así.

—Nunca debí decirte todas esas cosas horribles, pero parece ser que todo lo que amo perece —su voz temblaba y bajo su cabeza—. Perdóname, nunca volveré a hacerte lo mismo.

—Nunca podría enfadarme contigo —sé por todo lo que has pasado y no me equivocaba al saber que esa era la razón por la que actuabas así.

Esta vez, fui yo quien se lanzó entre sus brazos llorando de felicidad, el cual fue correspondido de igual manera.

|Reescribiendo| El Pilar de la Nieve ❄️ (KNY X Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora