|Reescribiendo| El Pilar de la Nieve ❄️ (KNY X Oc)

Capítulo XIV

Nota de la autora:
Este es un capítulo largo, espero que no se cansen al leerlo. Por cierto, en este capítulo tiene indicios de una nueva historia, así que no se preocupen por entender porque lo explicaré más adelante.

En la Selección Final de hace seis años, la persona que daba las instrucciones era Ubuyashiki Kagaya y esto debido a que sus primeras hijas tenían 2 años de edad; además de que la marca de la maldición aún no había aparecido.

Me encontraba en la ladera de la montaña, había muchos niños ahí de mi misma edad. Deje de mirar el lugar para poner atención a Oyakata-sama que nos dio la bienvenida y explicó en qué consistía la prueba, al finalizar dio inicio a la Selección Final.

Avance, decidida, no iba a decepcionar a mi instructor por sus enseñanzas y mucho menos a Oyakata-sama que la había salvado de morir.

Durante el transcurso de la prueba, cada demonio que se acercaba a mí lo eliminaba al instante. También eliminaba a los demonios que se acercaban a otros participantes y ya de ellos dependía seguir sobreviviendo, lamentablemente para algunos de ellos ya era demasiado tarde; simplemente oía sus gritos de dolor.

El amanecer del quinto día apenas comenzaba y decidí buscar unas bayas para comer porque era lo menos peligroso y más abundante en esta montaña; al igual que algunos hongos, pero al verlos bien me di cuenta de que eran tóxicos y los dejé.

Me apoyé en un árbol y sin querer observé a un joven acercarse a unos hongos alargados y de color rojo. Rápidamente, fui hacia él para salvarlo de una muerte segura.

—Con solo una pequeña mordida que le des, morirás en menos de un segundo—le advertí al chico que me estaba dando la espalda.

—¿Qué? ¡En serio! —exclamó lanzando los hongos a otra dirección, y se giró a verme.

Miré mejor al joven que tenía el pelo corto y puntiagudo de color negro con dos cicatrices en su mejilla izquierda

—¡Claro! Después de todo es el hongo podostroma cornu-damae —dije con obviedad, mientras el joven solo ladeó la cabeza, confundido—. En otras palabras, como el coral de fuego venenoso, contienen varias mico-toxinas de tricoteceno que son sumamente mortales.

—¡Oh, ya entiendo! —me dijo el chico con una sonrisa en su rostro.

—¿Seguro?

—La verdad no, lo siento.

—No importa —a veces la gente no entiende de lo que habló—, pero toma esto si te lo puedes comer —le di una parte de las bayas que había recolectado hace unos momentos.

—¡Oh, muchas gracias! —el joven me agradeció—Por cierto, me llamo Kumeno Masachika.

—Y yo Fuyuka, gusto en conocerte Kumeno-san —me presente para luego comer juntos y posteriormente seguir nuestros caminos por separado—. Kumeno-san, solo te aviso que ni se te ocurra comerte otros hongos porque la mayoría de esta montaña son tóxicos.

El último día de la Selección Final había llegado y solo me concentre en descender la montaña, mientras bajaba percibí el olor de las glicinas, cuando llegue al pie de la montaña Fujikasane me detuve para tocar suavemente sus pétalos.

De no ser por su aroma, yo probablemente ya estaría muerta o.... mis padres y mi hermano seguirán vivos.

Caminé tranquilamente hasta una mesa que cubría algo, miré alrededor notando que era la única allí; tal vez era la primera en bajar. Aun así, no pude evitar lamentarme por los jóvenes que había visto al inicio y cerré los ojos, pidiendo el descanso de sus almas para después abrir mis ojos de golpe al no sentir mis pies tocando el suelo y como alguien me había abrazado.

—¡No puedo creer que de verdad estés aquí! ¡Te extrañé mucho! —susurró la voz de un hombre desconocida para mí.

—Disculpé, ¿quién es usted? —le pregunté a la persona que me estaba abrazando. Al oír mi voz el hombre rápidamente me bajo.

—Lo siento, pero... te parecías mucho a alguien que conozco —se alejó de mí.

Su disculpa se oyó honesta y no me enojé con él, después de todo es normal confundir a la gente cuando está de espaldas. El joven parecía avergonzado y me llamo la atención porque su vestimenta parecía la de un ninja.

—¡Fuyuka-san! —escuché a alguien gritar mi nombre, me di la vuelta para ver a Kumeno corriendo hacia donde yo estaba—. Me alegra saber que tú también sobreviviste.

—Lo mismo digo —en ese momento siete personas más bajaban de la montaña, es decir, que de los treinta participantes solo sobrevivimos diez.

Frente a la mesa, Oyakata-sama apareció dándonos la bienvenida como sus hijos al Cuerpo de Exterminio de Demonios, explicándonos su funcionamiento. A cada uno de nosotros nos otorgaron un cuervo Kasugai, la cual se presentó como Yuki; la mía era distinta a los demás cuervos porque aparte de ser albina, ella específicamente pidió ser mi compañera. Enseguida, Oyakata-sama, quito el mantel de la mesa para que decidiéramos el acero tamahagane de nuestra espada. Para finalizar tomaron nuestras medidas para los uniformes y grabaron mi rango en el dorso de mi mano derecha.

Al acabar con todo esto, nos informaron que nuestros uniformes llegarían en una semana y la espada Nichirin dentro de quince días. Me despedí de Kumeno, para darle las buenas noticias a Ishikawa-sensei.