Capítulo XIII

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Era una noche bella, aunque un poco helada, pero eso no le impedía a la luna y a las estrellas brillar

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Era una noche bella, aunque un poco helada, pero eso no le impedía a la luna y a las estrellas brillar.

En una mansión de Japón, el dueño del lugar, hablaba con unos adultos sobre el niño que había adoptado, mientras tanto, el niño caminaba hacia la estantería con un libro abierto entre sus manos y en un instante en el balcón de esa habitación aprecio Akaza.

—He venido a reportar lo sucedido, Muzan-sama—dijo arrodillado.

—¿Encontraste "aquello sobre lo que hablamos"? —preguntó Muzan con la apariencia de un niño.

—Realice unas cuantas investigaciones, pero no hay ninguna información confiable y tampoco puedo confirmar su existencia. No pude encontrar los "Lirios de araña azul".

—¿Entonces?

—No pude encargarme de uno de los Pilares como me ordeno por la intervención de una mujer. Así que a partir de ahora me esforzaré al máximo para cumplir sus expectativas.

—Parece que estás malinterpretado una cosa, Akaza —le recriminó Muzan, haciendo que el cuerpo de Akaza sufriera—. Solo te concedí el permiso de no matar o comer mujeres, pero puedes atacarlas para alejarlas, después de todo mandaría a los otros a matarlas. Lo que deseo es la aniquilación total de los cazadores de demonios. Asesinar a cada uno de ellos, independientemente de su sexo y no ver nunca más a uno frente a mí —comenzó a arrancar las hojas del libro—. Esta no es una tarea complicada, pero aún fallaste. ¿Qué significa esto? —los pedazos de las hojas caían—. Me dices que no asesinaste al Pilar por culpa de esa mujer, pero tenías tiempo suficiente para matar al Pilar y a los otros cuatro cazadores. ¿Por qué no te encargaste de ellos? Además, esa mujer casi te mata, Akaza —salió sangre de los ojos, nariz y boca de Akaza—. Me decepcionas —Muzan dejo de torturarlo—. Pensar que recibiste un corte de un cazador quién ni siquiera era un Pilar. Incluso la "Tercera Luna Creciente" fue derrotado —tomó un libro—, retírate.

Akaza se fue de la habitación y se acercó a un árbol, donde estaba la espada que le había clavado Tanjiro, y la destrozó de un solo golpe.

—¡Pequeño bastardo! ¡Recordaré tu rostro! ¡La próxima vez que nos vemos, te reventaré los sesos! —refunfuño para luego irse.

El berrinche de Akaza no paso de estar desapercibido por Muzan, quien camino en silencio hasta el balcón sin ver nada a su alrededor.

—Espero, que al menos tú, si tengas buenas noticias.

—Por supuesto que sí, Muzan-sama—se oía una voz a lo lejos—, permítame explicarle.

—Por supuesto que sí, Muzan-sama—se oía una voz a lo lejos—, permítame explicarle

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|Reescribiendo| El Pilar de la Nieve ❄️ (KNY X Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora