Capítulo XXXVI

220 21 13
                                    

Durante ocho días solo tuve que centrarme en descansar y en recuperarme del daño causado por el entrenamiento excesivo y la falta de alimento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Durante ocho días solo tuve que centrarme en descansar y en recuperarme del daño causado por el entrenamiento excesivo y la falta de alimento.

En los primeros tres días me la pasé muy bien siendo acompañada por los hijos de Oyakata-sama: Hinaki, Nichika, Kiriya, Kuina y Kanata; contándoles lo poco que sabía sobre mi historia familiar.

—¿Qué le sucedió al libro de su familia, Fuyuka-san? —preguntó curiosa Nichika.

—Ni idea —levante los hombros—, y cuando regrese a mi antiguo hogar, jamás lo volví a ver.

—Y, ¿no había alguien más que supiera sobre la existencia de ese libro? —cuestionó esta vez Kiriya.

—Sí, mi abuela lo sabía —respondí—. Pero ella tampoco lo encontró.

Al decir estas últimas palabras, recordé lo que me había dicho: «Cuando descubrí que te habías escapado, fui inmediatamente a tu casa para regañarte encontrándome con el doctor Oomori. Juntos, subimos hasta llegar a la cima, descubriendo un panorama desagradable y al no encontrar tu cuerpo; me surgió la esperanza de que aún seguías con vida.  Por ello, decidí tomar el libro, guardarlos y devolvértelo. Sin embargo, al ir al estudio de tu padre, todo estaba destrozado y sin ningún rastro del libro. Durante todo este tiempo pensé que tú lo habías tomado, pero si me dices que tú tampoco lo tienes, solo puedo pensar... en que alguien lo tomó».

Sí, pero ¿a quién le interesaría el libro de mi familia? Juro que mi padre tenía libros más interesantes.

—Fuyuka-san, ¿cómo lucia el libro? Tal vez podamos ayudarla a encontrarlo —indagó Kanata.

—Gracias —aunque dudo que encuentren algo—. Las tapas son de cuero en donde utilizaron la técnica del repujado para dibujar el emblema de mi familia, el clan Fujiwara.

—Fujiwara —pronunció Hinaki—, se me hace conocido.

—Mis ancestros fueron una poderosa familia de regentes en Japón que poseían las posiciones de Sessho y Kampaku. Fue una de las cuatro grandes familias que dominaron la política japonesa durante el periodo Heian y la más importante de ellas en ese momento —le expliqué—. Por eso te es conocido.

—Eso quiere decir que su apellido es-

—No —interrumpí a Kuina—. La familia Fujiwara perdió el poder durante el Disturbio de Heiji en 1160 y con el pasar de los años desapareció.

—Pero aun así usted debería de tener un apellido, ¿no? —retomó Kuina.

—En mi familia se tiene la tradición en donde las mujeres no tienen apellido hasta casarse, adoptando el apellido de su esposo como suyo —conteste—. Sin embargo, al convertirme en cazadora y saber que podría morir en cualquier momento, escribí en mi testamento el apellido que llevaría desde que nací, es decir, el de mi padre.

 Sin embargo, al convertirme en cazadora y saber que podría morir en cualquier momento, escribí en mi testamento el apellido que llevaría desde que nací, es decir, el de mi padre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
|Reescribiendo| El Pilar de la Nieve ❄️ (KNY X Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora