Alonzo Caruso
Sujeto a Alessandra evitando que caiga al piso, la acomodo entre mis brazos y dirijo mis pasos a la sala. Una vez llego, depósito con suavidad su cuerpo en el sofá, acerco mi mano a su cara para retirar un mechón de cabello y así poder observarla mejor.
Las ojeras hacen contraste con su piel pálida y sus labios se encuentran maltratados y resecos. El estrés que había estado teniendo de un tiempo para acá, estaba haciendo estragos en su cuerpo, al punto de llevarla al colapso; la noticia del señor Marcos, sólo fue la gota que derramó el vaso.
Colocó mi dedo índice y medio en su muñeca, para tomarle el pulso, no soy doctor pero se lo suficiente.
Suspiro de alivio al notar su pulso normal.
Sólo fue la impresión.
Me pongo de pie y voy hacia el baño para buscar el botiquín. Una vez lo consigo, tomo el alcohol y vuelvo a la sala.
Cuando estoy llegando siento mi celular vibrar en el bolsillo delantero de mi pantalón. Con un suspiro dejo el alcohol en la mesita de centro y tomo mi teléfono para ver quien está llamando.
En otra ocasión no tomaría la llamada, pero justo ahora estoy esperando una llamada importante y no puedo darme el lujo de no contestar.
Veo el identificador el nombre de Akram. No era la llamada que esperaba, pero aún así me decido por atender.
-Hola hermano -digo al instante.
-Hola, fui a tu oficina y me dijeron que hoy no habías venido a trabajar -dice- ¿paso algo? -exclama preocupado.
Puede que Akram no fuese la persona más dada a mostrar sus emociones, mucho menos se le podría considerar una persona afectuosa -exceptuando a su hermana- pero eso no quitaba que fuese una gran persona, que protegía a capa y espada a quienes amaba. El jamás lo admitiría en voz alta, pero lo demuestra con pequeñas acciones, como esta.
-Descuida estoy bien -digo con calma, mientras tomo asiento en el sofá, a los pies de Alessandra- sólo tenía algunas cosas que hacer.
Lo escucho suspirar.
-¿seguro? Suenas raro -exclamó sin creerme, si algo lo caracteriza es lo observador que es.
Suspiro, pasando mi mano libre por mi cabello. Era inútil mentirle, aunque de todas maneras no le diría la historia completa.
-La razón por la que Alessandra me dejó a Luca a cargo, fue porque en el restaurante en el que ella trabajaba hubo un incendio -explico- ella está bien, físicamente no le ocurrió nada, pero la situación la dejo muy alterada y hace unos minutos se enteró de que su jefe está en coma, con pocas posibilidades de sobrevivir y pues…colapsó y se desmayó.
Lo escucho jadear al otro lado de la línea.
-Mierda ¿la llevaste al hospital? -pregunta- ¿y el niño? -sonrió ante esa pregunta, era raro escucharlo preocupado por un niño que a penas si conocía.
-No, no la lleve al hospital, la deje recostada en el sofá y justo antes de que llamaras iba a intentar despertarla con alcohol -explico- y Luca está bien, lo dejamos está mañana en el colegio y no sabe nada de lo sucedido.
-Si lleva más de un minuto desmayada, no se trata de algo simple Alonzo -exclama con seriedad- revisa su pulso e intenta despertarla, si no lo logras llama de inmediato al 911, no quiero preocuparte más, pero podría convertirse en algo grave.
Sus palabras me ponen en alerta, si yo se un poco de medicina, Akram sabe al menos el doble; así que colocó la llamada en alta voz y vuelvo a tomarle el pulso.
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Destinos Entrelazados (En Edición)
Mystère / ThrillerPrimer libro de la Saga "Destinos" Hace tiempo leí acerca de una leyenda que afirma, que aquellos que estén unidos por el hilo rojo estarán destinados a ser almas gemelas, viviendo así una importante historia de amor, sin importar cuanto tiempo pase...