-In realtá stavo pensando di chiamiarti principessa -exclama.
Observo a Alonzo pedirme que ponga la llamada en altavoz.
-Apetta un minuto -le digo, coloco el teléfono en el escritorio y presiono el icono de altavoz- sei in vivavoce, io sono con Alonzo -le aviso.
-Ciao Alonzo, piacere di parlare con te.- exclama con burla.
Alonzo blanquea los ojos.
-Hablen en español -ordena con fastidio. Si bien, Alonzo estaba más en contacto con lo que fue nuestra vida en Italia, cosas tan simples como hablar el idioma lo sacaban de quicio- ¿Por qué ibas a llamar a Alessandra? -pregunta sin rodeos.
-Igual de simpático que siempre -exclama con sarcasmo.
Escucho a Alonzo bufar.
-¿Quieres que te demuestre que tan simpático puedo ser, Enrico? -amenaza.
Ruedo los ojos ante lo infantiles que son, jamás se han llevado bien -ni idea del porque- y cada que hablaban o estaban cerca todo terminaba en pelea -muy ridículo, a mi parecer- y por lo que veo, los años no los han hecho madurar.
-Ya basta, se me calman los dos -exijo con molestia- o van a ver que tan “simpática” puedo ser -digo citando la ridícula amenaza de Alonzo- Enrico ¿Por qué ibas a llamarme? ¿Qué ocurrió?.
Observo a Alonzo recostarse en su silla con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
¿enserio está haciendo un berrinche? -pienso con incredulidad.
-Las cosas andan algo alborotadas por aquí -dice- según las malas lenguas, el hijo de puta de tu padre está gravemente enfermo -exclama dejándome sorprendida.
-¿Es cierto? -mascullo, sin poder salir de mi asombro.
-Si, investigue y es completamente cierto -dice con cautela- se sabe poco, pero de lo que pude enterarme, es que su enfermedad es grave y no le queda mucho tiempo de vida.
Jadeo y recuesto mi espalda del asiento. Odio a mi padre de eso no tengo ninguna duda, pero una parte de mi, esa que aún es una niña buscando el amor de su padre; se siente herida. Esa parte de mi, que creí muerta, luchaba por salir, por correr a auxiliar a su padre; lloraba ante la inminente muerte de aquel hombre, que aún sin merecérselo, ella amaba.
Siento una lágrima solitaria rodar por mi mejilla, la quito con brusquedad. Tomo aire y encierro esos pensamientos, que solo me estorbaban.
Me aferro a los recuerdos negativos, al odio y alejo cualquier rastro de debilidad que pudiese haber.
Alonzo me observa con atención, esperando cualquier indicio que le advierta que debe intervenir.
-Eso no es lo importante ¿o si? – exclamo, mi voz suena vacía, sin ningún tipo de sentimiento y eso me complace.
-No, la muerte de ese bastardo es lo de menos -pronuncia con asco- aquí el problema es, que el resto de las famiglias quieren quitarle el legado a tu padre, ya que no tiene heredero -explica- quiso dejar como heredero al imbécil de Nicolai.
-No puede hacerlo, no es sangre ni está casado con su hija -recalca Alonzo, para luego levantar bruscamente la mirada en mi dirección.
Aprieto mi mandíbula a tal punto que podría rompérmela y hago mis manos puño.
-Viene por Luca -exclamo entre dientes, sintiendo la ira recorrer mi cuerpo como ponzoña, adueñándose de cada una de mis terminaciones nerviosas.
Escucho maldecir a Alonzo en voz alta -casi gritando- para luego golpear el escritorio e incorporarse y empezar a caminar por la oficina como león enjaulado.
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Destinos Entrelazados (En Edición)
Mystère / ThrillerPrimer libro de la Saga "Destinos" Hace tiempo leí acerca de una leyenda que afirma, que aquellos que estén unidos por el hilo rojo estarán destinados a ser almas gemelas, viviendo así una importante historia de amor, sin importar cuanto tiempo pase...