-¿Segura? – pregunta y eso parece ser todo lo que necesito para sucumbir ante el llanto.
Lo siento moverse, pero no le tomo importancia en estos momentos, hasta que siento mi cuerpo ser jalado en su dirección, para luego sentir sus brazos aprisionándome contra su cuerpo. Coloco mis manos en su pecho sintiendo el rápido latir de su corazón, con la intención de apartarlo – y posiblemente golpearlo- pero me detengo. Por alguna razón que desconozco, me siento segura entre sus brazos.
Llevada por la sensación de calidez y seguridad que me brinda su firme abrazo, relajo mi cuerpo y permito que todo lo que llevaba por dentro salga.
Estrujo entre mis manos su saco, en un intento de desahogar todo ese dolor que amenaza con consumirme.
Te vez vulnerable, débil – exclama una voz dentro de mi.
Por más que intentaba calmarme, parecía solo empeorar y mis fuerzas se estaban acabando, así que me rendí -al menos por esta vez- ante aquellas emociones.
En algún punto sentí la mano de aquel desconocido posarse en mi cabeza, para posteriormente comenzar a acariciar mi cabello. En otro momento, ese acto me hubiera molestado de sobremanera, pero por alguna razón -y sorprendiéndome en gran medida- sus caricias, su abrazo y el latir de su corazón, me daban paz.
Todo en mí gritaba que me alejara, que me estaba dejando en un estado de completa vulnerabilidad ante un desconocido…pero me sentía incapaz de hacerlo.
-Se que no me conoces y no tienes que decirme nada, si así no lo quieres -susurró, rompiendo aquel silencio en el que nos habíamos sumergido- pero por experiencia propia te digo que no es bueno dejar dentro de ti todo lo que llevas, a la final, solo va a envenenarte -exclama, su voz denotando sinceridad en cada palabra.
¿Qué tanto daño le habrán hecho? -no pude evitar preguntarme, al escuchar el sentimiento con el que hablaba.
Aún con mi cabeza recostada en su pecho, escuchando el latir de su corazón, niego levemente.
-¿Y si al dejarlo salir, envenenas a quienes amas? –le hago aquella pregunta que yo misma me he hecho infinidad de veces, deseando obtener una respuesta. El nudo en mi garganta hace que mi voz salga en un susurro apenas audible. Me aprisiona un poco más a su cuerpo y una vez más, no hago nada al respecto - aún así ¿lo harías? -pregunto, deseando que el tenga una respuesta.
Pero no dice nada y todo se vuelve a quedar en silencio por unos minutos, hasta que vuelve a hablar.
-A mi no me conoces, no puedo salir herido -su voz parece flaquear, haciéndome saber que no está muy seguro de lo que dice. Normalmente me pondría a la defensiva ante su interés, pero nada en el me hacía sentir en peligro, por el contrario solo me inspiraba confianza. Y eso me hacía desconfiar.
¿acaso eso tiene sentido?
No, no tenía sentido, como no tenía sentido el sentirme de esta manera con un completo desconocido.
Entonces ¿Por qué no te apartas de él? -pregunta mi consciencia
-Es complicado y no es algo de lo que quiera hablar, mucho menos con un desconocido, sin ofender -exclamo, haciéndole caso a mi consciencia y apartándome de el.
Me observa por unos segundos, antes de sacudir su cabeza levemente, pareciendo algo incordiado.
-No me ofende, es normal -dice con suavidad.
Suspiro aliviada de que no se lo haya tomado a mal y asiento.
¿Qué está pasando? ¿Por qué me importaría si se lo toma a mal? ¿qué demonios ocurre conmigo?.
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Destinos Entrelazados (En Edición)
Misteri / ThrillerPrimer libro de la Saga "Destinos" Hace tiempo leí acerca de una leyenda que afirma, que aquellos que estén unidos por el hilo rojo estarán destinados a ser almas gemelas, viviendo así una importante historia de amor, sin importar cuanto tiempo pase...