ANACRUSA

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Para N. E. W., quien un día volvió a brillar.

A la lujosa mansión ingresó el moderno Chevrolet, haciendo crujir el camino de gravilla con sus neumáticos.

Era casi las doce de la noche del último día del año. Mientras afuera las personas empezaban con la algarabía, habían quienes estaban a punto de iniciar negocios.

–Hemos llegado –dijo el chofer sin voltear a ver a su pasajero–. Esperemos a que nos abran.

–No hay problema –respondió el hombre fornido vestido de negro–. Quédese aquí, yo hablaré con la señorita.

Descendió del automóvil con una agilidad inusitada para un hombre de su envergadura. Recogió el maletín del asiento trasero y se acercó a la puerta principal.

"Miles de años y de dólares están dentro. La pregunta es si habrá podido conseguir lo otro".

Un mayordomo le abrió la puerta. Al ver su crucifijo dorado que delataba su condición sacerdotal, frunció el ceño.

–Buenas noches, hijo –dijo el recién llegado, sonriendo.

–Buenas noches, señor -respondió el mayordomo, secamente.

"Un gentil, sin lugar a dudas", pensó el sacerdote, mientras se adelantaba hacia la inmensa sala.

–Padre.

Alzó la vista cuando empezaba a divisar el gran pentagrama que dominaba la estancia. Aunque no la había visto, sólo escuchado su voz, jamás creyó que su contratante fuera tan joven.

–Buenas noches, hija.

–Por aquí, por favor –dijo ella, mientras le invitaba a subir al segundo piso, donde ella se encontraba.

Al encontrarse, pasaron a una lujosa biblioteca: estaba totalmente tapizada y tenía desde enciclopedias antiguas hasta manuscritos invaluables.

–Una pequeña biblioteca vaticana, sin lugar a dudas –dijo el religioso, y luego fue hacia el tema que lo traía–: en cuanto logremos echarles el guante...

–Así es –lo interrumpió la joven con delicadeza–. ¿Trajo mi encargo?

El sacerdote asintió con la cabeza, mientras veía los lomos de los libros: distinguió "Demonología cabalística", "El documento Q", "Transmutaciones humanas", "Del aspecto de la muerte", una copia del códice sinaítico, entre otras múltiples curiosidades.

Depositó el maletín sobre la mesa de roble y lo abrió, dejando ver su contenido.

Era un enorme puñal de hierro negro, con mango de hueso de cabra y adornado con incrustaciones de lapislázuli. Brillaba como si fuera un manantial, como las aguas de un profundo río.

–La daga del antipapa Clemente II –dijo el religioso, tendiendo el puñal hacia la joven–, aunque en realidad es más antigua, tal vez de la época antediluviana. Las leyendas consignan que fue con ésta daga con la que Dalila le cortó el cabello al mítico Sansón: de ahí su color. Estuvo en poder de Ciro el Persa, para desaparecer por décadas. Una "daga muy especial" formó parte de la colección de Herodes Agripa, siendo obsequiada por éste al César. Clemente II la encontró y se apoderó de ella.

–Linda historia –sonrió la joven, no sin cierta impaciencia–, ¿pero está seguro de que servirá a mis propósitos?

El sacerdote le devolvió una sonrisa maliciosa.

"Cómo saberlo? Nadie la usado jamás para ése fin: es una total y completa locura".

–Sí –dijo, mientras consideraba que mentir sería lo correcto–, siempre que cuente usted con los materiales adicionales. Y créame, dudo mucho que los tenga.

Ella se encogió de hombros.

–Mi otro colaborador está trabajando en ello, por medio de un saber muy profundo y arcano: más antiguo que su iglesia, si me permite el atrevimiento. ¿No huele la sangre?

El inspiró. Tal vez fuera por lo que la joven acababa de decir, pero su nariz percibió o inventó el olor del líquido vital.

–Sí –aseguró, frunciendo el ceño.

–¿Quiere conocerlo? Después de todo, trabajarán junto a mi.

El religioso hizo una mueca de asco.

–¿Con un brujo voodoo? Jamás, es un pecador.

La joven se rió, divertida.

–No trabajarán exactamente juntos, pero sí para mis propósitos. Con respecto a pecadores, pues todos lo somos. Nosotros también, si logramos nuestro objetivo.

–Un fantasma que se rehúsa a seguir el camino es abominación. Estaremos haciendo el trabajo de Dios. El nos recompensará.

–Esas palabras me hacen acordar de su pago, padre –dijo ella, acercándose a la caja fuerte que dominaba la estancia. A pesar del lúgubre escenario, se dio el lujo de realizar una broma–: ¿Tiene cambio?

Le hizo un cheque en blanco al portador. El sacerdote lo guardó en el bolsillo de su sotana.

–No nos veremos en un tiempo. Para ésta labor, iré a Jerusalén a purificarme. Los soldados de Dios deben ser puros de cuerpo y alma –dijo al fin.

–Da igual, sólo venga antes del día señalado. Siéntase libre de poner el monto H

que desee en ése cheque de viajero. Si necesita más, me llama.

El sacerdote carraspeó:

–¿Cuándo será?

–El último día de octubre, con la luna llena que estará en el signo del escorpión: un emisario de la muerte. Lo estaré esperando –dijo ella, con una sonrisa–, ¿lo acompaño a la salida?

Ambos caminaron juntos hacia la puerta. Pronto el sacerdote giró hacia ella.

–Tengo una duda. ¿Cómo piensa hacer para que la policía no sospeche? Han matado a alguien, ¿o estoy equivocado?

–Padre, usted no se preocupe. Ponga en el cheque la cifra que desee, que del trabajo pesado nos encargamos nosotros.

Minutos después ella vio alejarse el lujoso automóvil por el camino de grava.

–Además, era una doña nadie. Y tú sólo espera un poco, Isabella –siseó la joven–. Pronto Diego estará conmigo y tú caerás en un pozo de fuego eterno, tal y como te mereces.

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Hola, hola, sabandijas. Tuve pendiente subir a la plataforma la tercera y última (supongo) parte de Antes de las nueve, cosa que recién puedo hacer. Me ocurrieron varias cosas que retrasaron la aparición de éste tercer episodio, pero ya todo ha tomado un cauce normal y pues subiré unos cuantos capítulos para su lectura: me pondré una meta de subidas para que no esperen tanto las actualizaciones.

He colocado "supongo" en referencia a que ésta será la última parte de Antes de las nueve, y es que si tratara de cerrar todos los arcos que quedan pendientes en ésta saga, el tercer episodio quedaría demasiado grande. Quizás escriba unos cuantos spin-off para darles el final que algunos personajes ya desaparecidos se merecen.

A mis lectores les quisiera pedir mucha prudencia, porque el contenido del presente texto tendrá varias situaciones muy duras de leer: desde ya les informo que ni mi persona ni los personajes que intervienen en la historia con sus respectivos POV alientan, magnifican, promueven o toleran las situaciones de violencia o abuso que aparezcan en las próximas páginas.

Un ensueño de felicidad - Antes de las nueve IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora