REENCUENTRO DEL COLEGIO

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–Tienes que aprovechar, chino: no me digas que no.

Había finalizado el primer día de clases y los tres amigos se dirigían a almorzar: el menú del día era pescado con lentejas y ensalada.

–Luna me dijo que algunas presentaciones son pagadas, éso es ahora mi prioridad, A.J. –comentó Julio–. Si me va a dar plata Windy, pues vamos con todo.

–Oigan, A.J. está invitado al reencuentro del colegio –comentó Jhonny–: Cazulo me agregó al grupo de whatsapp: me dijo que normal, que vaya.

–¿Cómo dio contigo el gordo? ¿También te contactó por redes?

–Fue gracioso, el sábado antes de venir: fui a darle mantenimiento a mi caña, pero los malditos me dijeron que tendría que dejarla. Bueno, decidí volverme en combi, que para qué me regresaba en taxi digo yo. Y el cobrador era el gordito, alucinen.

–¿Tu caña está mal?

–¿Por qué crees que vinimos en el auto de mi viejo? Tiene un sistema de apertura automática de puertas, pero cuando le daba al botón salía con fuerza, casi como un puñetazo para quien no estaba prevenido. Claro, nada que abrir con la mano no pueda solucionar, pero ¿de qué me sirve una tecnología avanzada si no la puedo usar? Pero no se me desvíen, pues: vamos a la jato del gordo. ¿Vas, A.J.?

El muchacho asintió de buena gana:

–Claro, sí voy. Quiero ver quién ha cambiado más.

–Voy a preguntar si alguien tienen el fono de Ximena, para que la inviten –comenta Jhonny con cara de circunstancias.

Julio voltea a mirar el pasillo entre las mesas:

–Ahí vienen el par de dos.

Stephanie y Cinthya llegaron en ése preciso instante, con sus respectivas charolas. Cinthya llevaba en un platito aparte el pescado.

–¿Te vas a comer ése cadáver de pez, Cinthya?

La pelirroja hizo una mueca de desagrado y le tendió el platito a Julio.

–¿Qué planean ustedes, sabandijas? –inquiere Steph.

–Tienes que pagar derechos por pronunciar el nombre "sabandijas": cinco lucas, a mi bolsillo, ya.

Los cinco se ríen de la ocurrencia del chino.

–Tenemos un reencuentro del colegio. Vamos a ir el fin de semana, por la noche.

–Vamos a ver cuántas son madres solteras o comparten padre para sus hijos.

–¿Van a llevar a éste inmaduro? –preguntó Cinthya, señalando con su tenedor a Julio mientras todos nos reíamos de su ocurrencia.

–Por tí, gordita, dormiría entre periódicos para madurar.

Nueva risotada de todos, menos de Cinthya.

–Estaba entonces de que Cazulo anda de cobra, pues. Insistió en no cobrarme, pero sin que se diera cuenta tiré la plata y no la recogí. Sigue gordo, pero se le ve más bonachón. Le pregunté si A.J. podía ir y me dijo que normal, que se acuerda de él pero poco. Kat también va a ir.

–¿Y Juglar? –preguntó Julio, con cierta malicia.

–¿Dónde andará esa loquita? La verdad, teniendo en cuenta que es de Cajamarca, debe estar por allá.

Finalizada la comida, se retiraron a sus respectivos cuartos para descansar: a las cuatro de la tarde iniciarían los cursos de especialización, y en ése momento se separarían.

Un ensueño de felicidad - Antes de las nueve IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora