FRAGMENTOS

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–Hoy Diego estaría cumpliendo años.

A.J. se sobresaltó. Había visto cuando Julio partió a encontrarse con Windy y como Kat había secuestrado literalmente a Jhonny. Se disponía a ir por un pie de manzana que se la antojaba cuando Alex lo sorprendió cavilando.

–Alex –sólo atinó a decir.

De alguna forma, la espigada muchacha había iniciado una conversación sin necesidad de emplear saludo ni derrotero alguno.

Como no dijera nada más, intentó ayudarla.

–¿Tu hermano? ¿Hoy es su cumpleaños?

–Así es –suspiró–. Y las cosas por casa no andan muy bien. Al venir para acá noté que mi mamá había estado llorando. Mi papá no se había levantado, y eso que hoy tenía trabajo. Mi hermana Minerva se fue demasiado temprano al trabajo. La verdad no aguanté y me llevé la foto de mi hermano a la mesa para desayunar.

–¿Es duro, verdad? –dijo él, por tratar de decir algo.

–Mucho. No sé la verdad cómo se lidia con ésto. Es decir, él nos mantenía unidos. Si lo hubieras conocido... Nos hacía bromas a todos, era bien juguetón. Creo que si bien mamá nos inculcó el amor por los animales, Diego nos hizo ponernos manos a la obra.

Le contó, algo más animada, que en invierno una vez movilizó a muchos voluntarios para hacer refugios individuales para gatos: hicieron cuarenta y los dejaron en un parque en donde los felinos vivían. Había instalado fuera de casa –en realidad A.J. ya los había visto– comederos para perros. Había adoptado, junto a sus hermanas, a doce gatos, un loro y un par de iguanas.

–De ellos sólo nos queda el gato Loki. Y Asgard, bueno: pero a Asgard lo rescaté yo. Los demás los dimos en adopción. De vez en cuando me traen animales para que les consiga refugio, y asombrosamente salen. Cuando él estaba los animales no salían, nadie los adoptaba. Ahora que él no está, adoptantes no faltan.

–Ya veo. ¿Y cómo hacían antes para tener tantos animales? Creo que tu casa no es tan grande.

–De hecho no lo es: Dormíamos con ellos y habíamos instalado una gran caja de arena en el techo, que era el baño de los gatos. Las iguanas no son tan complicadas: vivían en una tina de zinc. Una vez trajeron un gato nuevo y se comió la cola de una de ellas: no toda. Igual le volvió a crecer.

–Curioso.

Alex se rió.

–Más bien Minerva es bien distraída. Una vez, una gata nueva quiso entrar a socializar con el loro y ella bien gracias. Dijo que no se había dado cuenta y al pobre ya le faltaban varias plumas.

A.J. aprovechó el momento para animarla, así que se tapó la boca para aguantar la risa.

–¿En serio?

–Para que veas lo distraída que puede ser: mi primer día de clases en el colegio fue inolvidable. Minerva me llevaba del brazo, se encontró con un chico de su clase y mientras se iba riendo con él yo me había caído y me iba jalando como si no se percatara. Y bueno, de hecho no lo hizo: me tuvieron que curar las rodillas en el tópico.

–Terrible. Yo más bien era tranquilo. Prefería los juguetes al fútbol cuando era chico. Después me cambiaron de colegio, para la secundaria.

–¿A cuál fuiste?

–Al 1020, el que está por casa.

Alex hizo una mueca de desagrado.

–Tiene muy mala fama.

–Cierto: allí sí le entraba al deporte –dijo él, y luego añadió–: Iba a ir por un pie, no sé si se te antoja.

–Vamos. ¿De manzana?

–Creo que da igual: el de limón sabe a manzana.

Luego de comprarlo, ambos se sentaron a comer a la sombra de un árbol.

–¿Y tu chica paraguaya? –preguntó ella.

–¿Hablas de Olinda?

–Supongo. ¿Cuántas paraguayas tenías?

No tuvo más opción que reírse: Olinda también le dijo algo similar hacía un año.

–No era mi chica: somos muy buenos amigos.

–Pues todo el mundo juraba que andaban.

–Revise sus fuentes, señorita periodista.

Ambos se rieron.

–La verdad, conversamos de vez en cuando en online: igual ella tiene sus estudios y yo los míos, por lo que conseguir que coincidamos es un poco difícil. Además está la zona horaria.

–¿Hay mucha diferencia?

–Una hora, hoy por hoy. ¿Y qué hay de tí? ¿Hay algún señor Alex Figueroa?

Ella se hizo la sorda.

–Cuenta, pues.

–Ya, está bien: es Agustín Lange, quien trabaja conmigo en Vaxi Tv.

–Es tu enamorado.

Alex se encogió de hombros.

–No. Es que la verdad es un tanto complicado de explicar. Agus es hermano de una amiga de Minerva, lo conozco de tiempo. Durante un tiempo hicimos un grupo muy compacto mis hermanos, una amiga de mi hermano, Agus y su hermana: a pesar de la diferencia de edades, que él me lleva un par de años, pues congeniamos. Pero cuando él se me declaró y yo lo acepté, tuvimos oposición por todos lados. Claro, yo con quince y él con diecinueve: mal no suena, pero a mis padres no les pareció, ni a mis hermanos, ni a nadie. Sobre todo la amiga de mi hermano que era una metiche de lo peor: si nos veíamos a escondidas, lo decía, si parecía que podía conseguir algunos puntos para él en casa, comentaba que Agus era de lo peor y un muy largo etcétera.

–¿Y ahora, qué son Agus y tú?

Alex lo examinó de pies a cabeza.

–Ésa vena periodística me gustaría tener. No somos nada aún: si bien ya soy mayor de edad, hay cosas que no se arreglaron del todo. Él me reclamaba, y creo que con justa razón, que no me rebelara y luchara por la relación. Aún no hemos conversado, pero por lo pronto nos llevamos bien, pero es que tampoco me gustaría ir en contra de mi familia: y la verdad en casa, como te comenté, las cosas no van al cien por cien.

Ambos se levantaron.

–Creo que deberían darse una nueva oportunidad. Claro, sin descuidar a la familia: habla con ellos.

–Sí, pero igual: no se me escapa que mi familia se está cayendo a pedazos, igual: si no veo voluntad de parte de ellos para solucionar algo, pues voy a tener que pensar primero en mí.

–Supongo que ése es un buen punto de partida.

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Y terminamos una nueva parte de Un ensueño de felicidad.

Algo extraño está pasando: hay un asesino suelto en Lima, y parece tener una mortal sed de sangre.

Por otra parte, Julio se ha hecho de un nuevo enemigo. Jhonny ha regresado con Kat y A.J. se ha salvado de una buena.

Para el yo pequeño de éste último, sin embargo, la vida parece sonreírle: disfruta de fiestas, chicas y le va bien en los estudios: seguro nada puede salirle mal...

Al parecer el vampiro (de la que aún no sabemos el nombre) estudia en el Vaxi: seguramente pronto la tendremos más presente.

Ya se viene la tercera parte: seguro los atrapará más que éstas dos.

Un ensueño de felicidad - Antes de las nueve IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora