JHONNY

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–¿Y si lo hago?

El hallazgo del llamado Blog de la gata consiguió lo que creímos imposible: todo el Vaxi se olvidó de El Club y su posible renacimiento.

Fue casi de casualidad que diéramos con él: tenía entradas antiguas, de hace casi seis años, pero lo escabroso eran las dos últimas.

–Ya se regaron bolas –comenta Julio durante nuestro almuerzo–: según dicen, puedes invocar al Caballero de la muerte sonriente si pones un espejo al lado de la puerta de tu casa, y que se puede encargar de tus enemigos. Pero que debes cubrirte con una manta blanca para que no te mate.

–¿De dónde salen tantas cosas? –dice A.J.–. Se supone que es un asesino serial, no un espectro.

–Pues yo no creo en ésas tonteras –dijo Julio tras arrancar una gran lonja de la pechuga de pollo estofada que comíamos–, eso sólo ocurre en las películas, sabandijas: invocaciones, brujas, gente sin piernas, demonios...

–Esas cosas sólo alimentan el morbo. La verdad lo único que se sabe es que El blog de la gata ha coincidido con los dos asesinatos de nuestras ex compañeras. La verdad como mi padre está muy bien relacionado con la policía le han dicho que nos interrogarán a los del cole.

–¿A mí también? Me siento importante.

–Claro, chino. Espero que no te hayas involucrado con ninguna de ellas, porque de lo contrario te investigarán hasta decir basta.

–No, la verdad con ninguna.

–Igual, ya le dieron de baja al blog. Llegamos a tomar algunas capturas que fácil salen en el programa de ésta semana.

Mi celular suena, y noto que es Kat quien me escribe. Mi internado le está pasado factura y ya hemos tenido no pocas discusiones debido a mis horarios y mi poca disponibilidad para salir.

–Sólo espero que den cuanto antes con ése sujeto –oigo comentar a A.J.

–La verdad es que los cómicos no han negado su teoría de que los dos asesinatos están conectados.

–Espera, ¿dijeron que no había relación entre uno y otro?

Julio asiente.

–Así es. Supongo que no quieren dar la impresión de que son ineficientes.

Durante todo el día, no se habló de otra cosa en el Vaxi. Inclusive Kat y yo, durante el descanso de la grabación de los teles, no hacíamos sino hablar de eso.

–¿Y si se trata de un asesino serial? –me pregunta mientras terminamos de realizar los titulares, que incluye por supuesto una nota referente a El Club.

–No me esperaba en realidad tener que ver con ésa pandilla tras dos largos años.

Kat me zarandea del hombro.

–Oye, concéntrate: hablaba del Caballero de la muerte sonriente.

–Ah, él. No, no creo: en ésta ciudad nunca pasa nada.

–Me da pena: eran nuestras compañeras.

–Sí, aunque la verdad no las conocía mucho. ¿Tú sí?

–Conocí más a Cazulo.

Le digo que no se preocupe, que de seguro darán pronto con el criminal, aunque ni yo mismo andaba tan convencido.

Le doy un beso y me retiro a mis cursos vespertinos: justo hoy tengo artes visuales, que es de los cursos que no tengo impedidos.

Aún no se lo comento a mis amigos, pero el siguiente semestre estoy obligado a llevar sólo cursos y, por ende, abandonaré la villa universitaria: el próximo año podré volver al internado, cuando los dos ya habrán terminado.

Un ensueño de felicidad - Antes de las nueve IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora