JHONNY

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–¿Y si lo hago?

Lo que las bandidas nos habían contado me resultaba bastante estremecedor.

–Entonces el tema es bien sencillo –les digo a mis amigos–: hay que cubrirnos las espaldas.

–Eso no va a ser tan sencillo –dice el chino–: tengo que chivear.

–Supongo, pero peor es no hacer el intento.

–Por lo pronto aquí estamos seguros –añade A.J., volviendo del baño–: no creo que el asesino entre aquí así como así. Además han redoblado la seguridad en los edificios de mujeres y nadie puede entrar sin ser visto.

De ésta manera, descartamos acudir a la policía: no había nada que hiciera sospechar que nosotros estábamos en peligro.

Estamos organizando nuestras cosas, puesto que un nuevo fin de semana se avecina. En breve almorzaríamos, iríamos por el bus y nos iríamos a nuestras casas.

En mi caso particular, llegaría para una clase de dos horas de guitarra flamenca: ya llevaba algunas semanas recibiendo formación y pronto, seguramente para septiembre, tendría mi primer recital como guitarrista.

–Rayos: según veo tengo un chivo antes del fin de ciclo –nos comenta Julio una vez terminado nuestro almuerzo–: una semana antes, de hecho.

–Eso es bueno, ¿no?

–Ni tanto: ése día también me presento con el conjunto costa, y estoy obligado a ir.

–Traducción: Beatriz o Windy. En tu caso siempre se trata de mujeres, chino.

Los tres nos reímos, un tanto ruidosamente.

–Nada que ver: desde que se alejó del tipejo ése yo decidí hacer otro tanto y ya no me junto con ella.

Y era verdad: Julio prefería estar con nosotros o de plano ponerse a estudiar. Ya no faltaba a clases y en corto tiempo había vuelto a ser el alumno ejemplar que siempre había sido, cosechando por igual tanto buenas notas como felicitaciones de sus docentes.

–¿Y por qué? Creo que la oportunidad es inmejorable –comento mientras bajamos a esperar el bus.

Julio se encoge de hombros.

–Es que creo que no estaría bien. Sería como aprovecharme de que le dieron forata. Entonces, ya puestos a elegir, ¿qué de meritorio tiene ser considerado mejor que ése tipo? Ahorita creo que hasta el Caballero de la muerte sonriente es un buen muchacho al lado de Cesc.

Mientras se sienta sobre su maleta, A.J. pone cara de circunstancias, mirando a Julio:

–Eso es porque al chino le gustan las chicas con enamorado. Es como que le pregunta a una: "oye, ¿tienes gil?". "No, no tengo". "Ah, entonces no me interesas".

Nos volvemos a reír.

–Los escucho muy animaditos, sabandijas –nos dice Stephanie.

–Es el fin de semana, gringa. Tengo chivito: si quieres puedes ir para que me cargues la guitarra.

–Supéralo, oye.

Ella y Cinthya se sientan con nosotros. Pronto comentamos las incidencias de la semana.

–Oye, por cierto ¿Se arregló el tema con el viejo de Celeste? –me pregunta A.J.

Ocurrió que el nuevo auditorium se inauguraría en breve, con el nombre de nuestra desaparecida amiga. Éso, por supuesto, originó un lío entre Nicolás Saldaña, padre de Celeste, y la administración Zelaya. El primero no deseaba que el Vaxi se hiciera popular a costa de su hija y la administración consideraba que era lo mínimo que podían hacer.

Un ensueño de felicidad - Antes de las nueve IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora