JHONNY

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–¿Y si lo hago?

Tras un lapso de casi cuatro años, había vuelto finalmente con Katherine Dios, la ex chica rara.

–Vaya, sabandija: eres el primero del año en tener flaca.

–Duren –me dice A.J., imitando al meme.

Eso por supuesto nos hizo reír, un tanto ruidosamente.

–Ha de ser un buen augurio, sabandijas. Este año tienen que tener flacas también.

–Este año tienes que dejar de ser piticlín, más bien –me bromea Julio.

El fin de semana lo había pasado con Kat: habíamos ido al cine porque, casualidades que hacen a uno preguntarse por el sentido del humor de Dios, era la misma que habíamos visto cuando me le declaré cuando niños: la habían remasterizado y añadido quince minutos de escenas extra.

–Vamos a tu casa –le dije, tras terminar de cenar las hamburguesas sin queso que tanto me gustan–: mañana debo alistarme para ir al Vaxi.

Kat hizo un mohín de disgusto:

–Pero te vas en la tarde de mañana –protestó–, y mañana es domingo: no hay nada qué hacer.

–De hecho me comprometí a estar con el coro de la misa de siete de la mañana: normalmente me encargo de la del mediodía, pero quedé con ellos.

Visiblemente contrariada, Kat se cruzó de brazos y no volvió a decir palabra. Para cuando llegamos a su casa en Lince ya se había tranquilizado un poco y se despidió normal de mí.

Regresé a mi realidad: en ése momento me encontraba en el bus de regreso al Vaxi y en pleno ajetreo de parciales, y yo aproveché que el exámen del lunes no lo tenía que rendir merced a mi impedimento de llevar la materia a ser evaluada para salir con Kat.

–Hay tiempo para eso –dije, estirándome.

–Hay tiempo mis websites –responde el chino, dejando momentáneamente de lado sus apuntes de armonía funcional–. ¿Y si mañana inicia una pandemia y no podemos salir de nuestras casas? Te quedarás piticlín y en cuarentena.

Nos volvemos a reír escandalosamente, cosa que hace que varios alumnos volteen a mirarnos, evidentemente contrariados al ver interrumpidas sus respectivas sesiones de estudios.

–Vamos a elaborar un buen plan, sabandija –me dice Julio, ya en materia–: máximo en un mes ya estrenas tu hombría.

–Ahora no quiero pensar en éso –digo, mientras busco mi libro de historia de la música cuya evaluación sería el martes–: sólo quiero disfrutar el momento.

–Y lo harás, sabandija.

A.J. salió a mi rescate:

–¿Qué hicieron el fin de semana? Le dije a Olinda para grabar algo y subirlo a las redes.

–¿Se puede estando ella tan lejos? –preguntó Julio.

–Grabar algo de música, chino.

–Ya decía yo. En mi caso pues fui a tocar con mi tío y su gente en Vitarte: cayeron unas cuantas monedas, las suficientes como para vivir decentemente lo que resta del mes, que es cuando sale un chivito más cortesía de Beatriz.

–¿No sabes nada de Merrian? –pregunté.

El chino aprovechó un semáforo particularmente largo para comprar unas yucas fritas a través de la ventana del bus.

–De hecho me llamó a la mitad del chivo: estaba en lo mejor del solo del vals "La andarita" y se escucha un "bzzzzz" resonando en la madera de mi guitarra. Ya luego nos comunicamos hoy en la mañana: está de gira en Arequipa. Su nueva formación de Perla Andina usan unos escotes hasta el ombligo. Me pidió que les den like en redes, sabandijas. Han hecho una sesión especial para promocionarse en Puno, con trajes de saya.

Un ensueño de felicidad - Antes de las nueve IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora