JHONNY

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–¿Y si lo hago?

Conversaba con Kat en la puerta 3 del Vaxi, mientras esperamos su taxi. Desde el día del ataque la mandaba a casa en uno.

–Y recién me ha empezado a doler hoy. Me agarró del hombro, y tengo unos morados.

–Entonces en un par de horas te enviaré una pomada por delivery.

No le había contado nada acerca de mi extraña parálisis del sueño: ni siquiera a mis sabandijas.

Kat me sonríe.

–Gracias, muñeco. ¿Sabes? Bea también tiene morados en la muñeca izquierda, pero la peor parte se la llevo Theresa.

Desde el día del ataque se habian hecho muy amigas: hasta tenían un grupo de WhatsApp con Beatriz.

–Pero si yo la vi normal. Es decir, no parecía magullada.

–En realidad tiene golpes en la pierna izquierda y un moretón algo feo según me contó en...

Se detuvo de repente: de hecho a veces solía hacer eso.

–¿En..?

–Bueno, en el glúteo derecho. No dijo que no le contara a nadie, pero creo que ésas cosas se sobreentienden.

Nos reímos.

–Me dijo que le preocupaba que su novio lo viera como un detalle feo.

–Hasta que vuelva el verano o se casen, no lo notará.

Me estaba haciendo el loco: por lo visto mi flaca quería llevar la conversación hacia otro terreno.

–Por cierto, ¿has vuelto a ver...?

Kat se refiere a la vieja gorda: aquella, quiero creer que, alucinación que se le apareció en el baño de visitas de mi casa.

De hecho el día del ataque que recibió me pareció haberla visto dentro de mi camioneta, agazapada en el asiento trasero.

–No: seguro fue producto de nuestra imaginación.

Guardamos silencio unos momentos. Luego, sin mayor aviso y aprovechando que no había nadie cerca, nos damos un beso peculiarmente largo.

Son de esos besos que me hacen sentir que algo se me desata por dentro. Cuando nos separamos, tiene los ojos brillantes y el rostro encendido.

–De acuerdo, vamos a calmarnos –le digo.

Agradezco que Kat intente serenarse.

–Oye, ¿por qué no?

Deja la frase en el aire.

–Se supone que está mal.

–Pero todos lo hacen...

–Todos hacen muchas cosas que no están bien o no son correctas.

–¿Como Julio o A.J.?

Suspiro. Al parecer ha estado conversando con alguien. Stephanie o Cinthya, capaz. Y hasta puede que con Theresa.

–¿Has conversado con alguien acerca de ésto?

–Con Stephanie y Cinthya. Y también con Theresa.

Es asombroso como puedo acertar.

–¿Les hablaste acerca de eso?

–De sexo, sí.

Allá vamos: la palabra con s.

La perspectiva no me molesta: de hecho me parece interesante y emocionante, pero se supone que debería esperar. Y el hecho de que Kat técnicamente me lo esté pidiendo no lo hace más fácil.

Un ensueño de felicidad - Antes de las nueve IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora