Capitulo 1

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Al primer amor se le quiere mas a los demás se les quiere mejor.
   –Saint Exupery

EL ACUERDO

El chico me observa tan atento a mis movimientos que comienzo a creer que cuestiona seriamente la posibilidad de que le estrelle mi plato vacío en la cabeza.

Creo que piensa que esto loca y claro que no lo estoy.

De verdad no lo estoy.

  —No estoy entendiendo nada —declara.

Sus bonitos ojos cada vez se fruncen más y parpadean menos.

Yo en cambio doy un largo suspiro de frustración, honestamente estoy requiriendo de todas mi fuerzas para hacer esto y él está tan tranquilo. —Ya te lo expliqué.

   —Sí, pero no lo entiendo ¿Por qué haces esto? ¿Por qué piensas que yo haré esto?

   —Bueno pues aceptaste venir a comer ¿no? —cuestiono y observo cómo frunce el ceño totalmente desconcertado. Yo sé que esto va a fracasar, pero no pierdo nada con intentarlo—. Mira, es sencillo, solo son tres meses, después de esto seremos dos desconocidos y ya.

   —Ahora solo somos dos desconocidos

Y sé que tiene toda la puta razón. Me siento idiota por tener la mínima esperanza de que esto funcione, pero ahora que ya lo empecé tengo que terminarlo; por muchas ganas que tenga de levantarme de la mesa y salir corriendo tengo que seguir con esto, lo peor que puede pasar es que reciba una negativa como respuesta.

Me inclino al perchero donde se encuentra mi mochila y saco el cuaderno en el que se encuentra la lista. Paso mi mano un par de veces por la hoja de la lista y no tardo en darme cuenta de que los ojos del desconocido están sobre ella.

   —¿En serio hiciste un contrato? —pregunta el chico sin despegar los ojos de la lista.

   —No es un contrato —aclaro—, es una hoja en la que están planteadas las cosas que haremos y no haremos durante los siguientes tres meses en el caso de que aceptes —el chico sonríe juguetonamente y baja la mirada a el vacío de la hoja en el que dice firma—. Y se firma para evitar confusiones en el futuro.

   –No sé cual es exactamente la definición de contrato, pero estoy seguro de que es bastante parecida a lo que dijiste.

Guardo silencio y ruedo los ojos.

Se supone que es aquí donde digo un comentario ingenioso, pero no soy exactamente la chica mas habladora y en este momento me siento totalmente en desventaja. Cualquier cosa que diga me hará perder aun más mi dignidad y si acabo con esto conservando un poco de ella me sentiré más que satisfecha.

   —La única razon por la que iría con una desconocida a comer sería por curiosidad o porque la chica es bonita —aclara, aunque creo que lo hace más para sí mismo que para mí.— ¿Por qué acepte venir?

¿Pregunta retórica?

   —Debiste tener mucha curiosidad.

   —O la chica está muy bonita —agrega de forma instantánea.

Mis mejillas subieron tres tonos de rojo en menos de 3 segundos y comienzo a luchar con las ganas de cubrirme para no verme obvia.

Solo una firmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora