MELOCOTÓN
—No se quita Jackson —reclamo tallando la pintura de mi cabello.
—Sí se quita —escucho del otro lado de la puerta.
—Claro que no, ahora tendré que raparme y quedar pelona.
—Que descabellada idea.
Escucho sus carcajadas desde el otro lado de la puerta, sólo un idiota se ríe de sus propios chistes.
Y de uno tan malo.
—JACKSON —grito callándolo.
—Bien te mostrare que sí se quita —escucho la puerta abrirse y de inmediato jalo una toalla intentando cubrirme.
—JACKSON —me desespero y señalo la puerta —. LAS PUERTAS EXISTEN POR ALGO.
—Lo sé Anne, si no te habías dado cuenta acabo de abrir una —señala con una voz muy calmada sin quitar la sonrisa de su rostro—. No entiendo por que estás molesta, ¿qué esperabas que hiciera estando allá afuera escuchando tus quejas?
—Una disculpa para comenzar —cierro la regadera y me acomodo bien la toalla sosteniéndola con mis manos .
—¿Por qué haría eso? —pregunta con ironía—. Yo termine peor que tu y no te oí disculparte.
—Ni ti ií disquilpirti —arremedo—. Sigo desnuda —le recuerdo esperando a que salga pero me sonríe con picardía haciendo que me sonroje—. ¿Puedes salir?
—¿Sabes qué? —pregunta ignorando mi petición—. Tienes razón. Lo lamento —escucho su falso tono de arrepentimiento y lo veo acercándose poniendo sus manos sobre mías —. Debería hacer algo para ayudarte como mínimo.
—Jackson no —digo molesta sabiendo a dónde va esto.
Deja una de sus manos sobre las mías y sigo la otra con la mirada cuando abre la llave empapándonos a ambos. Mi cuerpo se eriza y mis labios responden cuando lo veo acercarse con intención de besarme. Mis manos aflojan el agarre de la toalla la cual Jackson hace a un lado con su pie cuando cae al piso.
Me aprisiona en la pared y no dudo dos veces en tomar su camisa y jalarla dejando a la vista su abdomen desnudo.
—¿A esto le llamas ayudar? —pregunto con mi respiración acelerada después de terminar el beso.
Escucho una risa y se lame los labios haciendo que mis ganas de besarlo incrementen. —Me estás volviendo loco Anne.
Yo somos dos los presos de la locura.
•••
Al final, pese a las distracciones, si logre quitar la pintura de mi cabello.
Y aunque Jackson estaba ahí con otras intenciones si fue de ayuda al quitármela de los lugares que no alcanzaba a ver.
Nunca me había bañado con nadie y no lo voy a negar no fue nada desagradable.
La madrina de Jackson nos invito a cenar en un restaurante de comida italiana muy popular aquí y ya que es nuestra última noche antes de volver, Jackson no dudo en aceptar la cena.
Me causa un poco de curiosidad saber lo que la señora Quant piensa de mí después de lo ocurrido en el evento, aunque su cara después del discurso de Jackson era una sonrisa —lo cual me perturba más— puede que esté molesta ya que arruinamos por completo su evento.
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Solo una firma
Roman d'amourQué se siente estar enamorado? Es una pregunta que Anne se hace continuamente, solo se puede cuestionar las tonterías que las personas hacen por amor y llegar a la conclusión de que quiere lo mismo. Anne vive con una idea del romanticismo perfecto y...