Capítulo 2

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La principal magia del amor es nuestra ignorancia de que un día puede acabar.
~Bejamin Disraeli.

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CONFESIONES DE MEDIA NOCHE

«Como si pudiera hacer eso» pienso para mis adentros y veo como el desconocido ingenuamente piensa que yo haré lo mismo.

   —Sí puedes, vamos! —anima el desconocido.

   —No, no puedo, además de que no creo que sea muy legal hacer eso —declaro.

La verdad es que aunque logrará saltar la verja, no tengo muchas ganas de entrar al edificio.

Nadie en su sano juicio las tendría.

   —¿Confías en mí?

No, claro que no, de hecho justo estaba imaginando las mil maneras en que podrías asesinarme sin dejar pruebas.

   —Mmm, yo paso.

   —¿Quieres mi firma o no? —pregunta recargando sus manos en la verja. Su cara se torna impaciente y puedo jurar que hay una pizca de arrogancia en ella.

Finalmente cedo a sus encantos, como cualquiera en mi posición lo haría. Suelto un pequeño quejido al intentar escalar la verja, el desconocido me sigue mirando e intento no hacer muecas al subir. Tardo unos cuantos segundos en llegar arriba y al llegar suelto un suspiro de alivio.

La verja no fue suficiente para detenerme.

Me detengo a descansar, me lo he ganado después del gran esfuerzo que hice. Me siento en la cima y procedo a admirar el piso moviendo mis pies como niña pequeña, mientras pienso en el cómo diablos me bajaré.

Fue fácil subir, pero bajar parece suicidio.

¿Por qué no fui a gimnasia con la odiosa de mi prima? Ahorita podría lucirme y bajar dando una voltereta, apuesto lo que sea que si lo hiciera el desconocido no pensaría tanto eso de firmar el contrato.

El desconocido comienza a mirarme impaciente. —¿Piensas bajar?

Simple y sencillamente lo ignoro, no tengo ganas de contestar a su pregunta, ademas de que por su culpa estoy llena del polvo que envuelve la verja.

Quieres su firma ¿no?

Miro unos segundos más el piso, suelto un suspiro largo, sé que tengo que bajar, pero no quiero romperme una pierna en el proceso.

Logro obtener el valor suficiente para hacerlo, pero el desconocido se me adelanta y coloca sus manos en mi cintura, la piel se me eriza con su tacto, aunque la tela de mi camisa evita el contacto directo puedo sentir su calidez y como me toma con miedo a lastimarme o como si pudiera romperme.

Me toma de la cintura y me jala para bajarme de la verja en un movimiento muy rápido. Puedo ver mi vida pasar frente a mis ojos o algo asi por que en el instante en el que me jala los cierro por instinto. Cuando por fin toco el piso los vuelvo a abrir, estamos de frente y me aferro a sus brazos intentando recuperar el equilibrio.

Solo una firmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora