El amor de los jóvenes en verdad no está en su corazón, si no más bien en sus ojos.
—William Shakespeare
MARIPOSAS
Acaba de estacionar frente a mi casa, fue un camino muy largo, quisiera decir que tuvimos una gran charla, pero en el momento en que acelero me quedé dormida.
Siempre me pasa lo mismo, es como si el acelerador activara un botón en mi cerebro el cual activa el modo sueño.
Miro a los lados, preguntándome si al que conduce también le da sueño entonces una pregunta sale de mis pensamientos.
—¿Como es posible que te despertarás justo antes del amanecer?
El dirige su rostro hacia mi y recarga sus manos en el volante.
Se ve tan atractivo.
—No dormí.
—¿Qué? —No sé cómo es posible yo aun tengo sueño—. ¿Cómo es que sigues de pie?
—Me mantienes ocupado —ensancha una sonrisa y trago saliva.
No puedo evitar las reacciones que tiene mi cuerpo ante su simple presencia.
Lo veo y el me ve, veo la puerta, el ve la puerta, ambos la vemos. Supongo que es momento de bajarme. Me giro hacia la puerta de la camioneta, pongo la mano en la manija y pienso por un momento.
No lo hagas.
No lo digas.
—¿Quieres dormir?
Ya lo hiciste.
—Como todo ser humano en este planeta.
—Sí, pero me refiero a si quieres pasar, ahora, a dormir.
Frunce el ceño extrañado, al parecer mi propuesta lo tomo por sorpresa «a mi también lo hizo». Lo veo bajar del auto y darle la vuelta para abrir mi puerta mientras lo sigo con la mirada.
—Vamos —indica y espera a que me baje para cerrar la puerta.
Caminamos hacía la puerta y por primera vez siento que mi casa, mi nueva casa no es suficientemente buena.
Mi casa es muy pequeña, lo suficiente para poder ser pagada por 3 adolescentes sin el apoyo de sus padres. El que más sufre por eso es Adrian, el chico está tan acostumbrado a los lujos, le tomara mucho acostumbrarse a compartir el baño.
Entramos y el mira todo a su alrededor, en realidad no hay mucho que mirar, el lugar esta vacío a excepción del refri y la estufa.
Me encojo de hombros y me maldigo a mí misma.
¿Cómo se me ocurre invitarlo si ni sillas tengo?
Camino hacia mi cuarto y le señalo la cama al desconocido.
Por lo menos hay cama.
El se lanza a ella y me jala por la muñeca para que me siente. —Bien. Ahora puedes dormir.
Se acuesta y cierra los ojos sin decir nada. Yo imito su acción y quedo frente a él.
—Jackson
Murmura un «que» en forma de respuesta.
—¿Estás dormido?
—Anne, pareces ser una buena persona ¿Por qué no te duermes también y me dejas dormir?
—Aja sí, pero ¿Por qué no te dormiste en el techo?
—Anne —Gruñe y se gira dándome la espalda.
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Solo una firma
RomanceQué se siente estar enamorado? Es una pregunta que Anne se hace continuamente, solo se puede cuestionar las tonterías que las personas hacen por amor y llegar a la conclusión de que quiere lo mismo. Anne vive con una idea del romanticismo perfecto y...