El aroma a jabón y hierbas llenaba la cocina, donde Jimin fregaba cazuelas de la cena, bulgogi, banchan, y sopa de algas. La luz suave de la lámpara creaba un ambiente cálido, pero la tensión persistía. Jimin, con una camisa de algodón verde claro y jeans, frotaba una cazuela con más fuerza de la necesaria, su mente atrapada en el eco de la nota, “¿Yoongi te querrá aún a su lado después de ver la clase de zorra que eres?”.
Yoongi entró, con una camiseta negra y jeans, su rostro marcado por la preocupación tras la conversación con Hoseok en el hospital.
—Jimin, ¿puedes parar un momento? —preguntó, su voz suave, apoyándose en la encimera.
Jimin se giró, secándose las manos en un paño, la camisa húmeda por salpicaduras.
—¿Pasa algo? —respondió, con un nudo en el estómago.
—Quería hablar de algo. —comenzó Yoongi, acercándose— Creo que sería bueno que visitaras a un psicólogo. Hoseok mencionó que…
No terminó. Un vaso de cristal resbaló de las manos de Jimin, estrellándose contra el suelo con un estallido que resonó en su mente como un disparo. Los fragmentos brillaban bajo la luz, y Jimin se paralizó, su respiración acelerándose. Lo rompí. Yoongi se enojará. Me castigará. Los recuerdos de su padre, gritos, golpes, quemaduras, lo aplastaron, su corazón latiendo desbocado.
—L-lo siento, Yoongi, no quise. —balbuceó, cayendo de rodillas, sus manos temblando al recoger los pedazos— Lo limpio, lo prometo, no me castigues, por favor.
—Jimin, tranquilo, no pasa nada. —dijo Yoongi, agachándose, alarmado— Es solo un vaso, no estoy enojado.
Jimin no escuchaba. Sus manos rozaron un fragmento afilado, y un corte superficial en su palma dejó un hilo de sangre.
—No soy malo, no quise romperlo. —susurró, rascándose los brazos, dejando marcas rojas— No me castigues, he sido bueno.
—Jimin, mírame. —suplicó Yoongi, tomando sus manos— No hay castigo. Estás a salvo.
Jimin, atrapado en la crisis, hiperventilaba, sus ojos vidriosos. El pánico lo consumió, hasta que su cuerpo cedió. Se desplomó, inconsciente, en los brazos de Yoongi, que lo sostuvo con el corazón en la garganta.
—¡Jimin! —gritó Yoongi, revisando su pulso, era aún fuerte. Lo levantó en brazos, su cuerpo era ligero contra su pecho, y corrió al auto, la noche fría golpeaba su rostro. Condujo al hospital.
En urgencias, el doctor Kang Min-jae, de mirada serena, atendió a Jimin tras estabilizarlo. Yoongi, con el rostro tenso, esperaba en el pasillo con su camiseta negra arrugada por el sudor.
—Señor Min, Jimin está bien. —dijo Kang, saliendo— El desmayo fue por una crisis de ansiedad severa. La presión arterial y el bebé están estables. El corte en la mano es superficial, ya lo suturamos. Puede irse a casa, pero necesita descanso y evitar estrés. Recomiendo una evaluación psiquiátrica.
—Gracias, doctor. —respondió Yoongi, aliviado.
Jimin despertó en la camilla, con una venda en la mano, Yoongi a su lado.
—Estás bien. —susurró Yoongi, acariciando su mejilla—. Me asustaste.
—L-lo siento —murmuró Jimin, avergonzado— No quería romper el vaso.

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Rockabye | Yoonmin |
FanfictionPark Jimin es echado de su hogar después de que sus padres descubrieran de su embarazo, solo y sin ayuda el destino lo lleva a conocer a Min Yoongi, un exitoso cardiólogo, lo que ambos no saben es que su pasado estaba relacionado. ¿Podrán seguir jun...