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Los fines de semana empezaban a verse reflejados en mi celular debido a los insistentes mensajes de sam para que salieramos juntas a algún lugar

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Los fines de semana empezaban a verse reflejados en mi celular debido a los insistentes mensajes de sam para que salieramos juntas a algún lugar.

No entendía sus ansias por ello.

De todos modos, siempre le daba las mismas excusas de alguien que lo único que deseaba era encerrarse en su habitación a leer clichés que nunca experimentaría.

«saldré a comer con james» «me duele la cabeza» «llevaré a mi gato al veterinario...»

Era una suerte que ella no supiera que no tenía gato.

No obstante, esta vez no tenía excusa para disuadirla como siempre lo hacía. Estaba con problemas de creatividad ese día.

Pero la razón se basaba más que todo porque principalmente la chica había aparecido minutos después de enviarme un mensaje, en la puerta de mi casa dispuesta a sacarme de ahí a como diera lugar.

Y bueno, eso me llevó a estar en aquel salón oscuro donde la única luz que había provenía de la enorme pantalla al frente de los asientos.

Sam había insistido en que vieramos bajo la misma estrella, aunque me admitió que no era la primera vez que lo veía.

Pero eso no evitó que llorara a mares con el final, y que tuviera que aguantar a una chica con vacío existencial  llorando incluso más en el baño del cine mientras intentaba arreglar su maquillaje desastroso.

Yo sólo reía sin confesar que también había llorado con el descenlace de la pelicula. Era un poco injusto si lo pensaba mejor.

Luego ambas emprendimos camino hacia nuestras casas bajo las amarillentas luces de las farolas que alumbraban el camino.

Un viento frío me hizo abrazarme a mi misma sintiendo que el cardigan rojo que llevaba puesto no era suficiente para abrigarme.

—Entonces, ¿vendrás al campamento de todos modos?—me preguntó después de que sació mis oídos con sus anécdotas de todo lo que tuvo que ahorrar para comprar el libro en el que estuvo basada la pelicula.

Suspiré, pensativa.

—No estoy segura, debo hablar con james primero—miré el cielo con unas cuantas estrellas iluminando mientras sam sonreía a mi lado.

—Creo que él no sería un problema. El verdadero inconveniente eres tú y tus aires de chica ermitaña—me acusó con la mirada, yo la observé haciendome la ofendida—no vi ningún gato en el apartamento, por cierto.

Fruncí los labios y solté una carcajada.

—Está bien, me atrapaste—sam rodó los ojos—lo siento. No me siento tan animada últimamente.

—Bueno, sea lo que sea que tengas, pasará—me dirigió una sonrisa—son las hormonas de la adolescencia, a algunos les pega diferente.

Bufé sin creerlo y ambas reímos.

Ross [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora