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Sabía que el lugar al que tenían planeado llevarme no me gustaría

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Sabía que el lugar al que tenían planeado llevarme no me gustaría.

Y lo comprobé cuando llegamos frente al mismo, con un letrero grande de letras neón anunciando el nombre y una fila de personas esperando para entrar.

Parecía algo tedioso tener que ser parte de la fila, sin embargo, cuando adam nos guió hacia el guardia de seguridad y mostró su ficha vip me sentí mal por los demás. Por ello decidí no mirarlos, y aferrarme al brazo de sam quien mientras entrabamos ya empezaba a moverse al ritmo de la música que sonaba de manera estridente, despertando mi paranoía pues sentía que de todos lados me estaban llamando.

Asi que miraba a todos lados, aturdida, todo mi cuerpo vibrando—no en el buen sentido— por las ondas de la música. Apretaba la mano de sam observando cada detalle alrededor, las personas bailando, chocando con nosotros ocasionalmente mientras cruzabamos la pista, el olor a alcohol en el ambiente...

Todo se movió en cámara lenta para mi, las uñas de mi otra mano se enterraron en mi piel al ser presa de una ansiedad extraña que no se alivió ni un poco hasta que nos alejamos de la pista y subimos unas escaleras que nos llevaban precisamente a la zona vip que adam había pagado con anticipación.

Allí habían mesas repartidas en un espacio amplio y más elegante, con pocas personas por suerte para mi. Los tres nos sentamos en una mesa junto a la barandas desde donde podíamos observar la pista, la barra y todo lo demás.

Me alivié mucho al sentarme y poder respirar con tranquilidad. Pero no estaba más cómoda.

—¡Este lugar está increíble!—comentó sam sonriendo de oreja a oreja, emocionada—¿no te parece, cumpleañera? ¡Es perfecto para celebrar!

La miré con cara de incredulidad.

—Bueno... No es el lugar que yo elegiría para celebrar, pero gracias—contesté sonriendo inquieta con el ambiente.

Adam al frente de ambas suspiró mirándome con una sonrisa pesarosa.

—¡Anímate! Es tu cumpleaños numero dieciocho, deberías pasarla bien—fruncí los labios, insegura mientras adam destapaba una botella de champán que estaba en nuestra mesa en una cubeta con hielo—¡y si te quieres embriagar no te preocupes! Nosotros te cuidaremos y no te dejaremos sola.

Abrí los ojos como plato al tiempo que él proseguía a servir en las copas que también estaban ahí. Parecía que tenían todo preparado.

—¡Por supuesto que no me embriagaré!—repusé riéndome temerosa—sería un desastre.

—Entonces...—sam cogió su copa y le dió un sorbo, extendiéndome una para mi—seamos un desastre juntas.

Miré el licor asustada, y volteé hacia adam que se tomaba la de él mirándonos con una sonrisa.

—Adelante, tengo experiencia al cuidar dos borrachas al mismo tiempo—alcé las cejas ante su afirmación.

—Es cierto, eloísa y yo eramos las primeras que caíamos ebrias—comentó sam riéndose con nostalgia.

Ross [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora