Ross [PAUSADA]

17

Me senté en la cama con un dolor inquietante en mi cabeza, agotada a pesar de que aún ni siquiera era de noche, pero deseando solo dormir y olvidar mis males.

Me sostuve la cabeza con ambas manos y suspiré suavemente, buscando calmar el malestar que me embargaba. James había sido conciso, nos mudaríamos y no habría marcha atrás, tanto porque el traslado era un hecho, que por las ganas que tenía de irse.

Era obvio que él quería mudarse por algo más personal, sin embargo me abstuve de preguntar. No serviría de nada si él me respondería lo mismo de siempre, que sólo es un cambio de ambiente, que tendrá más oportunidades allá...

Argumentos que seguía sin creer.

Nick había dicho que eithan se había ido de la casa, que no sabían donde se estaba quedando y mentiría si dijera que volverlo a recordar me inquietaba, porque las mismas mariposas me atacaban, esos mismos sentimientos que no cambiaban a pesar de lo que él pudiera hacer.

Me frustraba demasiado.

¿Podría estar atada de por vida a alguien que me odia? Ese hecho me inquietaba, las razones para que él quisiera acabar conmigo en primer lugar... ¿Acaso había hecho algo mal?

Me mordí el labio inferior hundiendo mi rostro entre mis brazos, abrumada antes de mirar hacia mi armario semi abierto, desde ahí pude ver la chaqueta de ese chico que antes había visto ese día lluvioso. Sabía que había sido él. A pesar de lo ocurrido, eithan andersey seguía persiguiéndome.

Al recordar ese momento, pensé en cómo no había podido recordarlo con el aroma tan familiar que desprendía su prenda o el sonido de su voz, si siempre aquellos aspectos de él eran tan reconocibles para mi.

Eso dejaba en claro lo peligrosa que era la habilidad de nick.

Podía usarla en mi o en cualquiera sin que la victima se diera cuenta.

-Esa es la habilidad de nick harris, jugar con la cabeza de todo el mundo. -(...)-¿y sabes que descubrí?que no es la primera que usa eso contigo.

¿A qué se habrá referido vincent con eso?

Dos toques en mi puerta abierta me hicieron alzar la vista hacia la persona asomada en la misma, quien me sonreía.

-James me llamó diciendo que habías vuelto del campamento-comentó acercandose a mi cama. Le sonreí sin mucho ánimo.

-Asi es, no me siento muy bien...

Ella suspiró preocupada probando la temperatura con el dorso de su mano.

-No pareces tener fiebre, ¿qué es lo que sientes?

«Me duele el corazón» quise responder.

-Sólo me duele la cabeza, lo de siempre-mamá hizo un mohín.