[SEGUNDA PARTE DE ROJO SANGRE]
Anna Hooper siempre ha deseado tener una vida normal, sin tanto lío ni dolores de cabeza.
Esto poco a poco se estaba haciendo posible para ella.
Sin embargo, no puede sentirse feliz y no entiende por qué.
Tiene lo que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Con dos suaves toques le hice saber a la pelinegra sentada en la orilla de la cama, que estaba allí. Esta alzó la vista perdida y me sonrió debilmente luciendo cansada. Incluso bajo sus ojos se hallaban círculos oscuros que evidenciaban lo poco que había dormido.
Suspiré llegando a su lado, me senté y de inmediato ella recostó su cabeza en mi hombro, cerrando los ojos con tristeza. Le acaricié la mano, pensativa.
—¿En serio ibas a hacerlo?—inquirió con voz ronca apretándome la mano.
—¿Qué cosa?—le pregunté en voz baja.
—Entregarte a esos tipos.
Apreté los labios bajando la vista.
—Creo que es lo mejor que se puede hacer en estos casos, no quiero ser una egoísta y dejar que te lastimen para salvarme, no es justo—ella suspiró pesadamente.
—Pero yo no quiero que te lastimen a ti, eres mi amiga y te quiero.
—Pues entonces ya sabes cómo me siento—sam guardó silencio y yo la imité, tan solo mirando un punto lejano de la habitación mientras en mi mente se reproducía los recuerdos de todo lo ocurrido.
—Ya han pasado dos días—musitó en un hilo de voz.
Apreté su mano, sabiendo a que se refería.
—¿Dónde está?—preguntó, preocupada—¿está mal que siga pensando en él?
—Claro que no está mal—le contesté contundente—es nuestro amigo, y yo aún quisiera poder verlo y escuchar su versión de la situación.
—¿Crees que se haya ido porque no quería enfrentarnos?—cuestionó con curiosidad y a la vez, con bruma.
—Seguro la estaba pasando mal, de todos modos tuvo que ver a su padre morir frente a él y sin importar lo que haya hecho, padre es padre ¿no?—comenté pesarosa, ella asintió debilmente.
—Quisiera estar enojada con él por lo que hizo, pero es muy difícil ¿sabes?
—Lo sé, también me siento igual—suspiré con cansancio—esperaba muchas cosas, menos que adam se involucrara con los planes de garret, ya no sé como siquiera sentirme al respecto. Pero supongo que ya no puedo culparlo, lo hizo por ti y luego de pensarlo, creo que lo entiendo.
Sam suspiró y cerró sus ojos, agotada antes de decidir recostarse en la cama de nuevo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.