Ross [PAUSADA]

10

Al llegar a la escuela suspiré mirando por la ventanilla a los estudiantes llegar con sus maletas y equipo de acampar, que según sam traería para compartir entre las dos. Y en efecto, ella estaba con adam en las escaleras de la entrada. Ambos con ropa casual y un equipamiento de acampar en sus espaldas.

—Comienzo a pensar que es una mala idea—comenté insegura, nunca había ido a algo así. Era un evento desconocido para mi.

James rió inclinándose hacia mi puerta para abrirla.

—Muy tarde, ya estás aquí—comentó mientras lo fulminana con la mirada—diviertete, enanna.

Bufé bajandome del auto al tiempo que mi hermano se estiraba hacia el puesto trasero para alcanzar mi maleta y pasarmela.

—No olvides mandar mensajes de texto para saber que ya llegaste al campamento—asentí como niña obediente— mamá te llamará a eso de las cinco mientras estés allá—volví a asentir—no hagas cosas riesgosas, cuídate mucho y nada de sexo en el bosque—asentí de nuevo antes de respingar y mirarlo indignada como se carcajeaba.

—¡Eres un...!

—¡Yo tambien te amo, nos vemos!—y con eso arrancó aún entre risas.

Resoplé sacudiendo la cabeza y volteé hacia la escuela algo cohíbida por la situación.

La mayoria llevaba ropa de verano, como camisetas, bermudas, shorts... Y yo iba con jeans, y una blusa manga larga. A veces no me entendía ni a mi misma.

—¡Anna!—cuando el grito de sam me devolvió a la realidad, fijé mi vista donde ella y adam estaban y sonreí algo nerviosa empezando a caminar hacia ellos.

Lo bueno es que todos estaban tan emocionados por el campamento que no me prestaron la mínima atención.

—Me alegra que hayas venido, me asustaba que te arrepintieras y me dejaras sola—puchereó sam sentada en un escalón. Traía un pantalón corto de tela color beige que se ajustaba a la altura de la rodilla y dejaba englobado de ahi para arriba junto a una camiseta de tirantes negra que se apegaba a su cintura levemente.

—Bueno, dije que vendría ¿no?—comenté con una sonrisa sentándome un escalón más abajo que ella para poder mirarlos a los dos.

—Pero cambias de opinión tan rápido que es normal que cuestionemos tus decisiones—respondió adam con una sonrisa.

Bufé riéndome.

—No es para tanto.

—Por cierto...—sam jugueteó con mi cabello suelto y húmedo por la ducha aún— estabamos hablando de algo que hemos notado estos últimos días de clase antes del verano.

—¿Qué cosa?—pregunté frunciendo el ceño.

—Pues de que mckleirc no ha vuelto a la escuela—contestó adam con obviedad, parpadeé asombrada—me sorprende que no te hayas dado cuenta. Él siempre esta en todos lados cuando viene, pero esta semana faltó y no lo he visto llegar todavía.