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El famoso día de chicas solo lo había visto en películas juveniles, donde comían dulces, se hacían peinados, se maquillaban y todo ese rollo

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El famoso día de chicas solo lo había visto en películas juveniles, donde comían dulces, se hacían peinados, se maquillaban y todo ese rollo. Nunca lo había hecho, gran parte del porque era que no tenía amigas en san diego.

Sin embargo, conocer a Sam había hecho que mis ojos se abrieran a nuevas experiencias, unas que quizá disfrutaría más si no tuviera tantas cosas en la cabeza justo en ese momento. De vez en vez, trataba de centrarme en la situación actual, en Sam siendo parlanchina con tanto azúcar en sus venas como fuera posible y en Elizabeth (sí, se nos había unido, idea de Sam) pero simplemente a veces era imposible que no me sumiera por unos segundos en un bloqueo mental que no podía evitar.

Terminaba ignorando la mayoría de cosas que me decían, y los ojos de ambas al darse cuenta de ello se llenaban de pena.

—Lo siento—suspiré frustrada, luego de que notaran lo distraída que estaba mientras Sam se dedicaba a pintarme las uñas y Elizabeth comía palomitas—no debería ser así, perdón. Es solo que...

—Está bien, Anna—musitó Sam con una sonrisa—no creas que tampoco estoy preocupada—dejó a un lado el esmalte y frunció los labios—no suelo exteriorizar esta clase de sentimientos, sé que solo empeoraría la situación, pero sé que para ti debe ser incluso más difícil ignorarlo.

—Además, no es como si la situación no fuera preocupante. Te entendemos—la siguió Elizabeth con una media sonrisa. Ella era una chica tranquila y amable, no tenía duda. Por ello me sentía mal de desconfiar de ella y sentirme rara a su alrededor.

Agaché la mirada, fijándola en un solo punto con bruma.

—He estado notando algo en Adam que me preocupa también—susurró, alcé la vista para prestarle atención a Sam—él está más tenso de lo normal, y siento que no es por tu problema con esa gente. Creo que es algo más personal que no me quiere contar.

—¿Adam es tu novio?—inquirió Elizabeth con curiosidad, Sam respingó y volteó a mirarla sonrojada.

—Por supuesto que no, es mi mejor amigo—contestó con una risita nerviosa.

—Pero ¿te gusta?—continuó Elizabeth, contuve una sonrisa burlona al ver los nervios incómodos de Sam.

—Nunca he pensando en él de ese modo, pero ese no es el caso eliza, no nos hagas desviar de tema—se apresuró a decir y la aludida sonrió comiendo más palomitas.

—¿Desde hace cuanto sientes eso?—le pregunté a sam curiosa con respecto a lo dicho hace unos segundos.

Sam suspiró.

—Unos pocos días, supongo.

—¿Crees que algo más está pasando?—cuestioné de manera retórica.

—Tengo la sensación que sí, pero no me atrevo a preguntarle.

Torcí el gesto, eso significaba que no estaba del todo errónea cuando había sentido algo extraño con él en la cocina aquella mañana.

Ross [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora