Ross [PAUSADA]

23

Apenas la puerta se abrió, el rostro de alguien desconocido apareció en mi campo de visión, antes de que recordara de quien se tratara, por alguna razón mi estómago se tensó.

—Ah, h-hola—me dijo con una sonrisa pequeña, fruncí los labios y se la devolví a medias.

—Hola, ¿se encuentra nick?—le pregunté directamente, no sabía por qué pero aquella chica me ponía nerviosa, aunque era la hija del hombre que quería matarme después de todo.

Antes de responderme sus ojos se fijaron a mis espaldas y sonrió ampliamente.

—Así que venían juntos, debí suponerlo—comentó con trivialidad.

—Por supuesto, no puedo dejarla sola—contestó eithan con voz neutra a mis espaldas.

—Entren—dijo ella haciendose a un lado con una sonrisa para dejarnos pasar, ambos lo hicimos—nick salió a cumplir un pendiente. Y creo que rebecca tenía una sesión de fotos hoy temprano—nos informó cerrando la puerta y siguiendonos hasta la sala.

—¿Ha habido alguna novedad?—inquirió eithan quitandose la chaqueta a mi lado para tirarla al mueble.

Su camiseta se recogió un centimetro dejando al descubierto un poco de piel de su cintura sin que él se diera cuenta, y tensa se la acomodé, tomandolo por sorpresa. Ni siquiera lo miré.

—No, bueno, además de tu amigo que no para de llamarte desde el sótano—Eithan parpadeó y volvió a mirar a la chica, para después resoplar. Fruncí el ceño

—Ese idiota...

—¿Cuál amigo? ¿Y por qué está en el sótano?—inquirí incrédula.

Eithan me miró con obviedad.

—An, no es precisamente mi amigo. Ella está hablando de vincent—alcé ambas cejas, sorprendida—luego del incidente en el campamento lo atrapé y lo encerré.

—Vaya...

—Y por cierto, no sé si recuerdes a elizabeth, es... La hija de garret—comentó señalando a la chica frente a mi, prudente.

Volteé a mirarla y sonreí un poco incómoda.

—La recuerdo—le extendí una mano—no nos presentamos bien la última vez.

Ella sonrió y me estrechó la mano.

—Es un gusto poderte conocer, al fin y al cabo eres como...—miró a eithan con cautela.

—Familia—terminé por ella algo incómoda.

—Sí, familia.

—Vendríamos siendo primas ¿no?—comenté con una media sonrisa.

—Así es, la verdad no imaginaba que tenía familia además de mi padre—contestó.

—¿Y qué hay de tu madre?