Un viento helado sobre mi cuerpo me obligó a abrir los ojos que temblorosos observaron aturdidos la copa de los árboles; estos danzaban al son de la brisa, el cielo se veía gris a punto de desatar una lluvia intensa sobre aquel lugar.
Respiré con los dientes castañeando y un sudor frío aunándose a la húmedad de mi piel, los pies los sentí helados y cuando despacio me incorporé de la superficie rocosa en la que me hallaba acostada, me di cuenta de que mis piernas de la rodilla para abajo estaban aún sumergidas en el agua café de aquel pántano.
Tragué el nudo en mi garganta con la mente en blanco, pensando sólo en que aquello debía ser una vil pesadilla, mi cuerpo dolía, mis ojos escocían, las heridas ardían, el frío calaba mis huesos... Pero la opresión en mi pecho amenazaba con arrancarme el aliento de por vida.
No podía llorar, no podía quejarme... Solo mirar a la nada sintiendo que estaba en un limbo infernal, donde el dolor parecía un espejismo pero en realidad no lo era.
Entonces unos pasos sobre la hierba húmeda y las ramas quebrandose me alertaron, mi corazón se aceleró al escuchar las voces de hombres acercándose cada vez más. Hiperventilé con las lágrimas al borde buscando a mi alrededor una salida del inevitable descubrimiento de mi paradero.
Hasta que en pánico, decidí hacer lo más obvio. Volver al agua.
Contuve el aliento y me dejé hundir despacio en el agua con la nariz tapada, agarrándome de las piedras para poder salir una vez fuera seguro hacerlo.
Me hundí lo suficiente para que nadie pudiera verme, y con la oscuridad que había alli parecía casi imposible. Aún asi desde ahí podía ver la superficie iluminada por la luz de la luna y la sombra de dos personas en la orilla.
Luego tiraron algo grande al agua.
Di un respingo asustada, apegándone a las piedras del talúd del pántano, tapándome la nariz para evitar dejar salir burbujas de agua.
Entonces el bulto envuelto en tela se desenvolvió suavemente y... Mis ojos atónitos observaron el rostro de alguien conocido, inerte.
Dejé salir el aire con sorpresa, con dolor, las burbujas de agua saliendo a la superficie pero no me importó...
Sus ojos apagados y muertos me miraron mientras se hundía suavemente, dejando que el agua se llevara la sangre que brotaba de la cortada profunda de su cuello cuya piel empezaba a tornarse morada.
Entré en panico, el aire me faltó y aún bajo el agua grité dejando que el líquido me llenara los pulmones mientras aquellos cabellos rojizos se perdían entre la oscura profundidad.
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Ross [PAUSADA]
Hombres Lobo[SEGUNDA PARTE DE ROJO SANGRE] Anna Hooper siempre ha deseado tener una vida normal, sin tanto lío ni dolores de cabeza. Esto poco a poco se estaba haciendo posible para ella. Sin embargo, no puede sentirse feliz y no entiende por qué. Tiene lo que...