꧁Cap. 8꧂

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En un nuevo día con el alba de la mañana haciendo presencia en el horizonte, lejos del mundo humano y tan cerca de un mundo hecho de hielo y fuego, Shoto nuevamente se encontraba afuera del santuario observando el gigantesco cielo azul que se imponía ante sus ojos.

Las palabras de Momo recorrían su mente junto con la calidez que había sentido al escuchar el pronunciar de cada una, pero, igualmente, aquellas palabras lo habían hecho reflexionar. Había pasado tanto tiempo solo y exiliado en un mundo cruel y peligroso que el simple hecho de considerar tener algo de compañía en aquel mundo le daba una sensación que no alcanzaba a reconocer. Una sensación tan dulce como amargada que simplemente lo confundía aún más. ¿Cómo una humana estaba dispuesta a acompañarlo en su condena a cambio de que él la acompañara a ella? ¿Acaso no se daba cuenta de lo que era o simplemente lo ignoraba? Aquellas preguntas inundaban su mente y el hecho de que Yaoyorozu lo necesitara tanto como él la necesitaba ella, simplemente, le era incomprensible.

¿Cómo alguien tan bella como lo es Yaoyorozu, una humana que es libre de ir y volver a donde ella desee, quiere pasar sus días atrapada con una bestia que ha sido condenada a vagar por estas tierras como un ser incomprendido para la mente humana? No le cabía en la cabeza que aquello, simplemente, era el sentimiento que hace tanto había olvidado. Aquellas acciones y aquellas palabras por parte de la pelinegra eran inspiradas simplemente por aquel sentimiento que ambos tanto buscaban el uno en el otro sin darse cuenta. El amor.

De pronto, la dulce voz de Momo llamandolo llego a sus oídos y al girar su vista para verla, encontró a la joven caminando hacia él con una encantadora sonrisa hasta finalmente estar a su lado y mirarle con su tan característica mirada de ciervo.

—Hola, Shoto— dijo ella dulcemente sin apartar la mirada del bicolor.

—Hola, Yaoyorozu— dijo Shoto con su tipica frialdad pero manteniendo un toque de calidez en su tono de voz.

—Al parecer hoy hace un buen día— dijo Momo volteando su vista al cielo.

—Supongo que si— dijo Shoto sin apartar la vista de la joven.

—Lamento pedirte esto, pero, ¿Me puedes acompañar a las aguas termales? Necesito tomar un baño pero no tengo ni idea en que dirección debo ir para llegar— dijo Momo algo apenada.

—No te preocupes, te enseñare el camino cuantas veces tu necesites— dijo Shoto mirando con su típico rostro inexpresivo a la joven.

Momo sonrió agradecida y pidiéndole un ultimo favor de poderle conseguir algo más de ropa, ambos comenzaron a caminar rumbo a las aguas termales uno alado del otro.

—No puedo creer que le temía aún lugar tan hermoso como lo es tu santuario— dijo Momo observando a su alrededor encantada.

—Aunque tu no lo creas, no siempre fue así. Mi santuario solía ser un lugar hostil y peligroso donde si cometias un solo error, terminabas muriendo congelado por las bajas temperaturas o cansinado por la lava de los volcanes. Siempre había sido así pero, desde tu llegada, el santuario cambio.

—¿Insinúas que yo hice cambiar el ambiente hostil de este lugar?— preguntó Momo en tono de burlón.

—Así es— dijo el bicolor de una manera tan serie y segura que Momo cambió su expresión a una de sorpresa.

—¿Me estas diciendo que mi llegada cambio por completo el ambiente de este lugar? Pero, ¿cómo es eso posible?— pregunto Momo tan sorprendida como confundida.

—Chiyo alguna vez me dijo que este lugar tiene vida propia y depende del estado de animo de su residente— dijo Shoto volteando su vista hacia el frente.

"轟" (Shoto) La Bestia de Hielo y Fuego (Todomomo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora